¿Cómo habrá sido la gestión de un propietario cuando la noticia que más celebra su afición es la de su marcha? El rumor que se venía barruntando durante los últimos meses ha tomado forma y Mike Ashley ha puesto en venta el Newcastle United FC, quiere cerrar la operación antes de Navidad y está dispuesto a hacerlo por una cifra que ronda los 380M de libras, según confirmó Sky Sports.
La afición del Newcastle, soberana, esa que ha creado mil y una campañas para que el dueño saliera sin éxito, lo celebra. Pero no solo es la ‘Army Toon’ la que se contenta con la salida del controvertido empresario, sino que han sido los ex jugadores y leyendas históricas del club los que se han pronunciado de manera sorpresiva y parece que ayer más de uno se corrió una gran fiesta con la buena nueva.
Alan Shearer, mejor jugador de siempre del club, máximo goleador histórico de la Premier, leyenda del Newcastle tuiteó un gif a modo de fiesta de cómo se sentía nada más oír la noticia. Paul Gascoigne, quizás el mayor talento que se puso las rayas negras y blancas (maldito alcohol) lamentó su poder adquisitivo por no poder comprar el club: «Si yo tuviera el dinero…». Nolberto Solano acompañó la fiesta de Shearer. El polémico Faustino Asprilla fue más claro: «La mejor noticia que podría tener el Newcastle. Es difícil encontrar un dueño peor». Steve Harper, portero del club durante 20 años hizo cábalas contando lo barato que salía que Ashley se marchara. Quienes aún no se han pronunciado han sido Andy Carroll, sin actividad desde hace meses en la red, jugador a quien el propietario obligó a salir contra su voluntad cuando llegó la gran oferta del Liverpool y Joey Barton, a quien despidieron tras las críticas que había vertido en Twitter sobre la directiva. Un jugador que ha repetido de manera constante que sueña con volver a ser parte del Newcastle, pero que solo lo haría cuando Mike Ashley estuviera fuera.
¿Pero qué es Mike Ashley y por qué le odia tanto aquel que siente el Newcastle como suyo? Durante 2007, Mike Ashley se fue haciendo con porcentajes del club hasta adquirirlo de manera definitiva por 134 millones de libras mediante su empresa St. James Holdings. Nada más hacerse propietario del club, Ashley ganó cierta popularidad entre la afición al criticar públicamente al presidente del Sunderland, eterno enemigo, y al dejarse fotografiar tanto en el estadio con la camiseta del club como en fiestas nocturnas en actitud comprometida, bebiendo y descamisado rodeado. Pero poco tardó en dejar ver lo que realmente era. Una máquina de destruir entrenadores, de generar polémicas con el cuerpo técnico y de armarla con la directiva (porque él nunca ha querido ser cabeza visible como presidente o director, pese a ser el dueño) a quien ponía a dedo y manejaba como marioneta.
Solo un año después de su llegada quiso vender el club ante el rechazo de una afición que se movilizó e hizo presión para su salida a la par que el club, del que había heredado una plantilla para ganar la Premier League, se hundía en el abismo y perdía la categoría. Y así, polémica tras polémica, un directivo de chascarrillo fácil y graciosete ante los medios, se ganó el desencanto de toda la afición, de jugadores y ex jugadores y hasta de los rivales, que sentían pena, compasión. Mike Ashley despidió a Chris Hughton cuando tenía al equipo en la zona media-alta de la tabla tras lograr el ascenso para firmar a Alan Pardew con un contrato de 8 años que hizo saltar las alarmas de la extrañeza; Mike Ashley obligó a irse a Andy Carroll cuando el jugador había sido citado para firmar un nuevo contrato; Mike Ashley discutió con Shearer, quien intentó salvar al club del descenso en pocas semanas; Forzó la salida de Kevin Keegan; Despidió a Joey Barton por criticar públicamente su dirección del club. El Newcastle volvió a perder la categoría pocos años después por la inestabilidad de la dirección y Rafa Benítez, que devolvió al club a la máxima categoría, ha estado todo el verano discutiendo con el dueño y a un solo paso de presentar su dimisión por las desavenencias con este.
Ahora Ashley se va. Y quiere hacerlo antes de Navidad. El precio base para la transacción son 380M de libras, casi el triple de lo que le costó en su día. Y con ello, el Newcastle sueña con recuperar el nombre de su estadio, St. James Park, que desde hace unos años se llama Sport Direct Arena, nombre de la empresa propiedad de Mike Ashley. La mejor colocada para la compra del club puede ser Amanda Staveley, que en los últimos días se ha dejado ver por el estadio, sentada en el palco junto a Ashley. Staveley, quien una vez se definió como ‘Geordie de corazón’ (así es como se llaman los que sienten Newcastle como suyo), es una empresaria británica con cierta actividad en el fútbol. Mediadora en la compra del Manchester City por el jeque Mansour y en la última transacción del Liverpool. ¿Pesadilla antes de Navidad?
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