Inglaterra, ese país en el que el fútbol se entiende casi como una religión. La capital tiene la suerte de contar con cinco equipos que compiten en la Premier League. Este sorprendente dato hace que muchos de estos clubes empleen una gran parte de su presupuesto anual en superar al vecino. Todo ello se convierte en una lucha de gigantes por conseguir a grandes jugadores o adinerados contratos de publicidad. Sin embargo, en Inglaterra, más que en cualquier otro lugar del mundo, los estadios son una seña de identidad de las instituciones. En Londres hay varios míticos y uno de ellos es Stamford Bridge, un lugar con historia y que no todo el mundo conoce.
Un estadio que comenzó albergando competiciones de atletismo
Situado al sudoeste de la ciudad, en la zona de Hammersmith y Fulham, “The Bridge” es el apodo con el que los aficionados del Chelsea conocen a su casa. Su nombre original surgió con motivo de la Batalla de Stamford Bridge, en el año 1066, cuando ingleses y noruegos lucharon cerca de ese terreno.
Aunque el año 1877 está registrado como el de su inauguración, fue en 1905 cuando pasó a formar parte del Chelsea Football Club, antes llamado London Athletics Club. Ese mismo año comenzó su remodelación, a cargo de los hermanos Gus y Joseph Mears, quienes decidieron cambiar por completo el diseño del estadio, ya que la pista de atletismo que poseía restaba visibilidad a los aficionados.
Stamford Bridge, todos y cada uno de sus detalles
La casa del Chelsea ha experimentado grandes cambios desde que ocurriera todo esto que os acabo de contar. Si bien antes su capacidad era de casi 100.000 personas, actualmente solo 41.000 pueden sentarse a disfrutar del fútbol en territorio blue. Y es que estas cifras son realmente bajas si las comparamos con otros recintos a nivel nacional como Old Trafford, con una capacidad de 75.000, o el Emirates Stadium, en el que caben más de 60.000 almas.
Sin embargo, no es el número de asientos lo que hace único al estadio del vigente campeón de la Premier, sino el olor a fútbol que se respira a pie de campo. Es sorprendente el escaso espacio que hay entre los banquillos y el terreno juego, no más de tres pasos. La magia de vivir desde tan cerca los partidos. También impresiona ver que esos banquillos pertenecen, prácticamente, al graderío de fans que corean los nombres de los jugadores a los que admiran. Y es que hablamos de muy pocos centímetros.
La grada oeste, situada enfrente de los jugadores que viven el partido desde el banco, tiene una capacidad de 13.000 aficionados, lo que la convierte en la más grande de las cuatro. Una de las curiosidades que hacen más atractiva esta zona es que se ha convertido en el “refugio” de los VIP. Las llamadas Millennium Suites son las habitaciones reservadas para los famosos que quieren gozar del buen fútbol.
El vestuario visitante con más clase del mundo
Ya en el corazón del recinto, encontramos algo mágico. Ser uno de los cuatro equipos con más presupuesto de la categoría tiene algunas ventajas. Y es que el Chelsea está pasando por una de sus mejores épocas financieras desde que Abramóvich se convirtiera en el dueño del equipo. Buena muestra de ello son los vestuarios del estadio que, aunque comparados con los de otros equipos, como Barcelona o Real Madrid, se quedan un poco rezagados, son todo un lujo.
El visitante, aparentemente, no tiene demasiado misterio, pero es aquí donde descubrimos la joya de la corona. Una exposición de camisetas de jugadores históricos hace posible que puedas encontrar en la misma habitación las elásticas de Messi y Cristiano Ronaldo. Otras como la de Charlton, Cruyff, Maldini o Henry completan una histórica e irrepetible colección con la que no muchos pueden contar.
La Champions League conquistada en 2012, la Europa League de 2013 o la Copa de la Liga aguardan en el museo de un estadio que no es como los demás. Es, simplemente, Stamford Bridge.
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