Cuatro partidos separan a la selección de fútbol de Siria de una gesta épica: la de lograr, en medio de la guerra que desangra al país, su primera clasificación a un Mundial.
El primero de los pasos lo buscará dar mañana en la ciudad malaya de Krubong, donde juega de local, cuando se enfrente a Australia.
La guerra civil que desde hace seis años causa estragos en Siria no ha impedido que el equipo dirigido por Ayman Al Hakim se haya ganado el derecho a disputar la serie de «playoff» asiática ante Australia.
El ganador del cruce, que se definirá el martes en Sydney, se enfrentará en noviembre al cuarto clasificado del Hexagonal de la Concacaf (Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe de Fútbol) por un lugar en Rusia 2018.
Australia es un rival teóricamente superior, aunque nadie quita la ilusión al combinado sirio, que llegó a esta instancia gracias a un agónico empate ante Irán en el cierre de la fase de grupos. El tanto de Omar Al Soma en el minuto 93, que permitió a Siria igualar 2-2 en septiembre en Teherán y finalizar tercero de su zona por diferencia de goles, fue celebrado con locura en las calles de Damasco.
«Nuestro objetivo es ganar. Vamos a sorprender a Australia con nuestra determinación«, prometió en declaraciones a la agencia SANA Al Hakim, quien conduce al combinado sirio desde 2015.
El capitán Ahmed Al Saleh, que juega para el Henan Jianye chino, dijo que su equipo tiene «la responsabilidad de hacer realidad el sueño de 23 millones de sirios».
Al Saleh posiblemente no podrá jugar mañana por una lesión, pero la confianza en sus compañeros es máxima. «El equipo no puede verse afectado por la ausencia de uno o dos jugadores. Tengo una enorme confianza en mis compañeros«.
Los hinchas sirios no podrán seguir de cerca al equipo, que debido a la guerra juega sus partidos de local en Malasia, a 8.000 kilómetros de distancia. Sin embargo, en las calles de Damasco se esperan pantallas gigantes para seguir a las «Águilas de Qasioun», nombre que hace alusión al monte desde el cual se puede tener una vista panorámica de la capital.
La gesta futbolística, sin embargo, no despierta fervor entre todos los sirios. Hay también quienes señalan la selección es en realidad «el equipo del régimen» de Bashar al Assad.
«Muchos sirios no piensan que este sea su equipo, sino el equipo del régimen«, señaló el refugiado Ajaz Ali, quien vive en Alemania y conduce el sitio de Facebook «Siria Pro Sport», que cuenta con más de 100.000 seguidores.
«Conozco algunos jugadores que siguen siendo de la oposición. Pero no lo dicen abiertamente por miedo y elogian en las entrevistas a Al Assad«, explicó el joven de 23 años. «Quieren que Siria esté en el Mundial, por eso lo hacen».
El propio Al Soma, héroe en el empate ante Irán, no pudo jugar durante cinco años con el seleccionado por su simpatía con la oposición. Pero ahora está de regreso.
La relación entre fútbol y política no ha sido nunca inocente en Siria. Durante años, los equipos manejados por los militares y la policía han logrado la mayor parte de los títulos nacionales. Muchas de las figuras juegan actualmente en el exterior, sobre todo en Kuwait, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes y Qatar. Al Soma, por ejemplo, lo hace en el Al Ahli saudí.
Existen además informes que denuncian que numerosos jugadores de fútbol locales son víctimas de presiones y violaciones de los derechos humanos. Hace dos años, el ex jugador Aiman Kashiet, quien está exiliado en Suecia, presentó un informe a la FIFA denunciando que más de 30 futbolistas fueron asesinados por el Gobierno en el marco de la guerra.
Kashiet pidió al ente rector que suspenda a la federación siria por la injerencia del Gobierno, pero la FIFA de momento solo celebra la gran historia del seleccionado. Y también lo hacen, pese a todo, algunos críticos del régimen. «Estoy cien por ciento en contra de Al Assad, pero no del equipo», señaló el refugiado Ajaz Ali.
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