Una de las características principales del Inter en la pasada temporada, no del todo positiva, se mantiene como tendencia en este inicio de año futbolístico: la irregularidad. El equipo de Mazzarri fue incapaz de encadenar más de dos victorias consecutivas durante el curso 2013/2014, y en los cuatro primeras jornadas del presente campeonato de Serie A ha alternado convincentes actuaciones con otras bastante menos esperanzadoras.
La base ha cambiado poco para el habitualmente inmovilista WM, con la defensa de tres fija, la importancia de los carrileros y un búsqueda de un discutido equilibrio en la medular. En la plantilla, al bloque del año pasado, ya sin ninguno de los ‘senadores’, se añadieron piezas de nivel que han aumentado la profundidad del equipo como Vidic, Medel, M’Vila o Pablo Osvaldo. Un sistema que potencia las virtudes del equipo pero que también destapa algunas de sus carencias ante equipos que defienden con muchos jugadores.
Dos victorias y dos empates, diez goles a favor y solo uno en contra en cuatro partidos, tercer puesto en la tabla, unos números muy positivos si no se escarba mucho en ellos. Siete de los goles llegaron en la masacre contra el Sassuolo, con una defensa a nivel cadete, los otros dos contra el Atalanta, siempre en casa. Dos equipos con menos precauciones en la retaguardia, que benefician las internadas por bandas de Nagatomo, Dodò o Jonathan para generar superioridades y el oportunismo de Mauro Icardi y Pablo Osvaldo en banda.
Sin embargo, a domicilio contra Torino y Palermo el Inter se atascó sin solución ante la mera acumulación de defensas detrás de la línea del balón. Ante el equipo sicicliano, además, con serias dificultades para defender los rápidos contragolpes, que dejaban en evidencia e inferioridad al terceto zaguero nerazzurro. De todos modos, el único gol en contra recibido hasta ahora ha llegado solo por un grosero -pero puntual- error de Nemanja Vidic dentro del área, que permitió el gol de Vázquez para el Palermo.
En ataque, con la salida natural por banda taponada, el centro sigue, de momento, generando muy poco fútbol en estático, dependiendo en exceso del estado de Hernanes. Si no, la precipitada opción de salida a través de Guarín o Kovacic es muchas veces fácilmente cortada por los rivales, limitando sus posibilidades.
De todos modos, precisamente a través del croata Mateo Kovacic, Mazzarri está tratando de encontrar la solución. Tras una discreta temporada pasada, en la que en muchas ocasiones se vio algo superado cuando tenía que asumir dotes de organizador, este año el técnico toscano está tratando de convertir a Kovacic en el Hamsik del final de su etapa en Napoli. Partiendo desde el volante, para ayudar en la creación, Kovacic se muestra con capacidad para generar peligro en tres cuartos, tanto con goles -ya lleva cinco por ninguno la pasada temporada- como con asistencias a los delanteros.
Más allá de su irregularidad latente, el Inter tiene mimbres para clasificarse para la próxima edición de Champions League, una vez que consiga hacer funcionar todas sus piezas. Con Hernanes a su máximo nivel, el rol de Kovacic, la pólvora de Icardi y Osvaldo, las opciones en los carriles y la fuerza en defensa con Vidic -si se recupera de su mal comienza- y Medel, amén de Handanovic, el equipo nerazzurro tiene nivel suficiente para competir, sino por el Scudetto, sí en ese segundo peldaño tras Juve y Roma.
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