La judoca brasileña Rafaela Silva, que saltó a la fama tras ganar la primera medalla de oro de Brasil en los Juegos Olímpicos Río 2016, reveló que quiso dejar el deporte debido a las duras críticas e insultos racistas que recibió tras su primer fracaso olímpico, en Londres 2012.
«Pienso que si yo hubiera dado importancia a esas críticas en ese momento, cuando me quedé meses sin entrenar, hoy yo no estaría aquí con mi sueño realizado de tener una medalla olímpica«, dijo Silva a la agencia dpa en una entrevista en Río de Janeiro, justo cuando se cumple un año de su gran triunfo deportivo (8 de agosto).
La inesperada derrota en Londres desató entonces una lluvia de críticas personales contra ella, recordó. Pese a llegar como una de las favoritas, la judoca, entonces de 21 años, sufrió una eliminación traumática en segunda ronda por dar un golpe ilegal a su rival.
«Fue cuando pensé en dejar el judo, porque muchas personas me criticaron. Dijeron que el judo no era para mí, que yo era una vergüenza para mi familia, que el lugar de un mono era una jaula y no una Olimpíada«, contó.
«Yo no quería sentir esa sensación otra vez y le dije a mi entrenador que no quería hacer más judo«, recordó Silva.
Su reivindicación llegó cuatro años más tarde, a un paso de la favela en la que se crió, Ciudad de Dios, conocida también por una célebre película brasileña de 2002.
«Fue una sensación muy buena, poder realizar mi sueño a cinco minutos del lugar en el que fui criada», señaló Silva. «Y ver a mi familia y a todo el mundo llorando, y a mi entrenador… es una sensación que no se puede expresar«.
La vida le sonríe ahora y Silva, de 25 años, se ha podido comprar una casa propia gracias a los honorarios que le pagan (hasta 9.500 dólares) para dar charlas de motivación a empresarios, contando su historia de superación tras crecer como una joven negra y pobre.
También participa en la grabación de un «reality show» televisivo de búsqueda de talentos, en la que ella y la también campeona olímpica Sarah Menezes (Londres 2012) entrenan a dos grupos de concursantes de una competición de judo.
Pese a esas ocupaciones, su sueño sigue siendo volver a colgarse una medalla olímpica, asegura Silva. «Estoy batallando, por eso, para conseguir mi plaza y disputar unos Juegos más en Tokio 2020».
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