Decía Andy Warhol que todo ser humano tendría, en un algún momento de su vida, quince minutos de fama y, en cierto modo, no iba muy desencaminado con sus palabras. Así ocurrió en el fallido encuentro de cuartos de final de la Eurocopa femenina entre Alemania y Dinamarca, suspendido por la lluvia, en el que una recogepelotas se convirtió en el centro de todas las miradas por culpa de una inoportuna caída.
El agua quiso, una vez más en esta Eurocopa, ser el principal protagonista de la jornada y lo fue de tal manera que provocó finalmente la suspensión del encuentro. Lo que tuvo lugar en el estadio Sparta de Rotterdam no fue una tormenta cualquiera sino un auténtico diluvio que dejó imágenes insólitas. Es más, en el largo tiempo de espera entre que la organización deliberaba y decidía si el partido se debía disputar o no, se produjo más de una divertida anécdota y algún que otro momento que pocas veces habíamos visto sobre un terreno de juego.
Uno de ellos, quizás el más gracioso de todos los vividos esa noche (e incluso de lo que llevamos de Eurocopa), tuvo lugar cuando Steffi Jones, la seleccionadora alemana, cansada de esperar el veredicto final de la organización en el túnel de vestuarios, decidió salir al campo para comprobar por ella misma el estado de la hierba. Llovía de tal manera que el césped artificial no era capaz de drenar el agua, que se acumulaba en diferentes puntos del terreno de juego. Tanto es así que incluso los banquillos quedaron anegados de agua y tuvieron que utilizar cubos y una bomba de achique para lograr vaciarlos.
Fue en esas adversas circunstancias cuando se produjo la estelar actuación de una de las recogepelotas que se encontraba sobre el césped achicando, sin descanso, el agua que se acumulaba sobre el terreno de juego. Jones apareció con un balón bajo el brazo con la intención de comprobar si éste era capaz de rodar o no. En ese momento, la joven recogepelotas se acercó a la seleccionadora y le indicó que ella podía realizar un lanzamiento de larga distancia para comprobar si el balón podía rodar con normalidad.
Ante tal ofrecimiento, Jones le cedió el balón y la joven se dispuso a golpearlo con todas sus fuerzas sin ser consciente de que la fórmula agua-césped-zapatillas sin tacos no podía funcionar. Así pues, el resbalón del pie de apoyo fue tal que la chica cayó de espaldas y quedó totalmente “hundida” en un charco y, por supuesto, completamente empapada. Jones salió en su ayuda y el público reconoció, por lo menos, su entrega con una merecida ovación.