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Ernests Gulbis, el hijo de millonarios que bajó a los infiernos

Ernests Gulbis estaba considerado como uno de los «bad boys» del tenis, pero durante su caída a los abismos del ranking encontró la paz interior y regresó al circuito al estilo Novak Djokovic, con la filosofía por bandera.

El jugador de 28 años, rival mañana del argentino Juan Martín del Potro en la segunda ronda de Wimbledon, llegó a ser el número diez del mundo en 2014 y después se perdió entre lesiones de hombro y de muñeca. Actualmente ocupa el puesto 589. No le gusta su escalafón, pero el nuevo Gulbis es feliz independientemente de ello porque se va a casar con Tamara Kopaleyshvili.

«Me siento contento y estoy en paz conmigo. Siento una armonía total y me siento bien. Lógicamente me sentiría de otro modo, no más feliz ni más trista, si ganara más partidos», señaló Gulbis en una entrevista reciente con el diario de Dubai «Sport 360».

Hijo de millonarios -de joven iba a los torneos en jet privado-, el letón participa en Wimbledon con un ranking protegido por la lesión de muñeca que le apartó de la competición entre julio de 2016 y febrero de 2017. En su debut en la hierba inglesa ganó en tres sets y celebró su primera victoria desde Roland Garros 2016.

«En mi cerebro sigo siendo el número diez del mundo. Sé que soy capaz de hacer ciertas cosas, pero que el cuerpo no me lo permite«, apuntó en Londres antes del duelo con Del Potro, al que ganó en dos de los cinco precedentes.

Aunque se sienta el mismo que cuando llegó al «top ten», toda su figura dice lo contrario. Además de ser uno de los tenistas más peligrosos del circuito, era un jugador con la lengua larga.

«El tenis sufre hoy una cruel falta de personalidades. Respeto a Roger (Federer), Rafa (Nadal), Novak y (Andy) Murray, pero los cuatro son aburridos. Sus entrevistas son aburridas. Honestamente, son unos pesados«, lanzó Gulbis en 2013 en una entrevista con el diario francés «L’Equipe».

«Es Federer el que inventó esta tendencia -insistió Gulbis-. Tiene una súper-imagen de caballero suizo, perfecta para él. Yo lo respeto, respeto a Federer, pero no me gusta que los jóvenes lo imiten. Cuando los escucho responder como Roger, decir frases del estilo de ‘fui algo afortunado de ganar hoy’… ¿Qué es lo que quieren decir? Si gano, envío a mi rival a su casa, ya está«.

Tampoco le faltaba amor propio a Gulbis, al que desde siempre le gustó la filosofía, la literatura y las películas clásicas de los 70 y 80.

«El tenis me eligió a mi porque mi padre tenía un amigo que era profesor de tenis. Por eso empecé. Estoy seguro de que habría sido bueno en cualquier deporte de pelota. Habría sido un buen jugador de baloncesto, un buen futbolista«, dijo cuando llegó a las semifinales de Roland Garros 2014, su hasta ahora mejor resultado en un Grand Slam.

Ahora Gulbis es más «zen». «El tenis es una parte importante de nuestras vidas, puede ser muy frustrante, puede ser muy inspirador, es algo muy bonito. Pero para mí es un instrumento para entenderme a mí mismo y pensar que todo lo que uno hace en la vida tiene que ser un instrumento para entenderse mejor a uno mismo. Lo más importante es entenderse a uno mismo«, señaló a «Sport 360».

Él entendió que su relación con Kopaleyshvili era más importante que la raqueta. Más importante que el tenis, que los jets privados y que cualquier lujo.

«El matrimonio está por encima de todo«, asegura el letón. «Lo más importante para un hombre o una mujer es encontrar al amor verdadero en la persona adecuada para el resto de sus vidas«.

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