Es una de nuestras mejores deportistas. Probablemente, una de las mejores de la historia tras lograr todo lo que se puede conseguir en un deporte que apenas se había practicado en España.
Pero Carolina Marín, como todas las grandes estrellas, está viviendo un bajón importante en este 2017 en el que solo ha podido sumar su tercer Campeonato de Europa en Dinamarca. Ha sido un oasis entre mucho desierto. A mediados de abril ya había perdido cuatro finales (India, Malasia, Alemania, esta por lesión, y Singapur) y cayó en cuartos de final del All England por lesión.
Tras la consecución del Europeo, la jugadora onubense ha sufrido dos grandes varapalos: La eliminación a las primeras de cambio en el Open de Indonesia, donde tenía puestas muchas esperanzas, y ahora en el Abierto de Australia, donde ha sido derrotada por la japonesa Nozomi Okuhara.
Una de las posibles causas de su bajón de rendimiento tiene que ver con la lesión en el sacro tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, lo que coincidió con la pérdida del primer puesto de la clasificación mundial, que aspira a recuperar sin éxito en este fatídico 2017.
«De vez en cuando me vienen ráfagas de dolor, de momento estoy superando la intensidad de los entrenamientos «, dijo Marín, quien reveló que antes «no podía ni entrenar una semana entera». Evita descansar para «no perder ritmo de competición», pero quizá es algo que debería replantearse. Su hambre y ambición le hacen jugarlo todo.
Marín, segunda mejor jugadora en la actualidad, tiene muy cerca en el ránking mundial a Shindu Pusarla, Akane Yamaguchi y Sung Ji Hyun, por lo que podría perder más puestos próximamente.