La selección alemana de fútbol debutó hoy en la Copa Confederaciones de Rusia con una victoria por 3-2 ante Australia en Sochi, un encuentro que podría haber terminado con un marcador más abultado para los campeones mundiales si no hubiera sido por su falta de contundencia y los errores del arquero Bernd Leno.
El conjunto de Joachim Löw, que llegó con muchísimos rostros nuevos al torneo, se impuso con tantos de Lars Stindl (5′), Julian Draxler (44′, de penal) y Leon Goretzka (48′) y se colocó así en la cima del Grupo B junto a Chile, que el domingo derrotó 2-0 a Camerún. Ambos punteros se enfrentarán entre sí el jueves en Kazán.
Para los campeones de Asia, que lucharán el jueves con Camerún en San Petersburgo por su continuidad en el torneo, anotaron Tom Rogic (41′) y Tomi Juric (56′).
El inexperto equipo alemán dio así un exitoso primer paso en un torneo que Löw está utilizando como laboratorio de ensayos de cara al futuro. Los jóvenes germanos mostraron un buen nivel, sobre todo en la primera parte, aunque terminaron sufriendo más de lo debido. Algo que no se podrán permitir ante un rival de mayor calibre como Chile.
Más allá de sus nuevos intérpretes, Alemania salió al estadio Fisht de Sochi con la misma idea que distingue a sus equipos desde hace años: balón al piso, juego asociado, mucha movilidad para generar los espacios y una rápida circulación de la pelota. El nuevo ADN que Jürgen Klinsmann y Löw inculcaron en el fútbol alemán se mantiene más allá de los protagonistas.
Como se esperaba, Löw apostó por una línea de tres compuesta por Shkodran Mustafi, Antonio Rüdiger y Joshua Kimmich, ubicados por delante de Leno, quien ganó la pulseada, al menos en el primer encuentro, a los más laureados Marc-André ter Stegen y Kevin Trapp. En el mediocampo, la generación de fútbol debía correr por cuenta de Draxler, su capitán, aunque finalmente fue Goretzka el que se llevó todos los aplausos.
El conjunto germano, que cuenta en Rusia con apenas tres campeones mundiales, fue muy superior en el inicio del encuentro y el primer gol no tardó en llegar. Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando, tras una gran combinación ofensiva, Julian Brandt descargó hacia atrás en el área y Stindl definió.
Instantes después lo tuvo Sandro Wagner, el más «veterano» del equipo con sus 29 años. El delantero del Hoffenheim recibió solo en el área un centro de Goretzka pero su cabezazo se fue desviado.
De los pies del talentoso Goretzka, de 22 años, salieron las mejores ocasiones de la campeona mundial a lo largo del partido. Tras asistir a Wagner, el mediocampista del Schalke dejó solo a Brandt, quien pese a resbalar consiguió lanzar un disparo que Mathew Ryan mandó al córner.
Lo de Alemania era un monólogo en el arranque del partido y el público ruso, que asistió en buena cantidad al estadio ubicado a orillas del Mar Negro, aunque sin llenarlo, comenzó a inclinarse por los oceánicos.
Y la reacción australiana llegó ante una Alemania que se relajó demasiado y no pudo plasmar su superioridad en una diferencia mayor. Un cabezazo fallado por Trent Sainsbury, que quedó increíble solo en el area tras un córner, dio el primer aviso a los alemanes. Y poco después llegó el tanto del empate: tras una pérdida de balón de Draxler, Rogic disparó de afuera del área y encontró una débil resistencia de Leno.
Entonces sí, Alemania se volvió a despertar y se puso rápidamente otra vez por delante. Massimo Luongo derribó claramente a Goretzka en el área y Draxler se encargó de transformar el gol. Löw celebraba con el puño apretado en el banco.
En la segunda etapa, Alemania salió decidida a no permitir más sorpresas y aumentó diferencias a través de Goretzka, la gran figura del encuentro a esas alturas, quien tras recibir un buen pase de Kimmich definió con potencia.
Sin embargo, otro error de Leno volvió a poner en partido a Australia. El arquero del Bayer Leverkusen, por primera vez en titular en un gran torneo con la selección, no consiguió retener un balón y Tomi Juric anotó el segundo gol australiano en una jugada que fue revisada por los árbitros de video. Tras unos momentos de incertidumbre, se mantuvo el fallo inicial y se confirmó el gol.
Alemania dejó vivo el partido y sufrió en los minutos finales, aunque también pudo haber ampliado distancias a través de Timo Werner, la joven estrella del Leipzig, quien tras ingresar desde el banco casi anota su tanto con un disparo en el palo.
El encuentro pudo haber sido una goleada, pero Alemania no fue contundente y Löw terminó celebrando con gesto de alivio. Su experimento por ahora funciona.