El suizo Stan Wawrinka ganó hoy una durísima batalla al británico Andy Murray por 6-7 (6-8), 6-3, 5-7, 7-6 (7-3) y 6-1 en las semifinales de Roland Garros y el domingo buscará su cuarto título de Grand Slam.
Campeón sobre la arcilla de París en 2015, Wawrinka se enfrentará en la final al ganador del duelo que jugarán a continuación el español Rafael Nadal, nueve veces ganador del torneo, y el austríaco Dominic Thiem.
Cuatro horas y 34 minutos necesitó Wawrinka para tumbar al número uno del ranking y tomarse la revancha del año pasado, cuando cayó ante el escocés en la misma ronda en cuatro sets. El de hoy fue un duelo de muchos quilates, digo de una semifinal de Grand Slam en uno de los principales estadios de tenis del mundo.
Los más de 10.000 espectadores que colmaron la Philippe Chatrier aplaudieron minuto tras minuto ante el espectáculo que Murray y Wawrinka brindaban en la tierra. El helvético, tercero del ranking, se había plantado en semifinales sin haber cedido un set, pero el billete para el duelo definitivo se le resistió. Normal ante Murray, número uno del ranking mundial y finalista hace un año en Roland Garros.
Con su victoria, Wawrinka accedió a su cuarta final de Grand Slam. Infalible, ganó las tres anteriores -Australia 2014, Roland Garros 2015 y US Open 2016- batiendo en todas ellas al número uno del momento. Si su racha prosigue el domingo, ascenderá además al segundo puesto del ranking por primera vez en su carrera.
A sus 32 años y 75 días, el diestro se convirtió en el finalista más veterano de Roland Garros desde que el croata Niki Pilic perdiera la final de 1973 con 33 años y 280 días.
Murray, que tiene asegurado el número uno del ranking pase lo que pase en la final, era el único de los cuatro semifinalistas en París que se había dejado sets en el camino. No obstante, su progresión y su confianza fueron creciendo ronda tras ronda.
Y es que llegó al segundo Grand Slam entre interrogantes. El inicio de 2017 no fue el esperado y cuando arrancó la gira de arcilla sufrió inesperadas derrotas en Montecarlo, Madrid y Roma. Wawrinka también se despidió antes de los previsto en esos tres torneos, pero justo antes de que empezara Roland Garros levantó el título de Ginebra. Le dio alas al suizo, que en el polvo de ladrillo de Francia no hizo otra cosa sino ganar con comodidad.
Hasta que llegaron en las semifinales, un auténtico choque de estilos en la pista Philippe Chatrier. Si Murray es un jugador que ama defender, que mastica los puntos y que intenta mover a su rival por toda la pista, Wawrinka es de esos tenistas que no dan concesiones: a la mínima que el rival se descuide, le cae un zambombazo.
O todo o nada. Así tumbó a Novak Djokovic en la final de 2015. Así frenó hoy a Murray. Dueño de un revés a una mano excelso, el número tres del ranking mundial consiguió hasta 87 winners, por 36 de su rival.
Pupilo de Magnus Norman, subcampeón en Francia en el año 2000, Wawrinka tuvo el primer set en su mano. Sacó con 5-3 a favor y después tuvo un set point en con 6-5 en el tie break y saque a favor, pero desaprovechó ambas situaciones y entregó el parcial a su rival.
El segundo set tuvo un único dueño, Wawrinka, que lo cerró con un golpe ganador, uno más, un derechazo paralelo restando un saque abierto de Murray. Dos horas y tres minutos más tarde se repitió la escena.
El escocés ya se había llevado el tercer set y estaba a un puñado de puntos de la victoria. Servía en el tie break del cuarto parcial con 6-3 en contra: saque abierto y un winner de derecha de Wawrinka. Esta vez el rugido de «Stan the Man» levantó a todos los espectadores de sus asientos.
Wawrinka se agigantó entonces y al mismo ritmo que se crecía su rival menguaba. Lanzado por el resultado, Wawrinka aplastó a Murray en el set decisivo y el último punto fue un perfecto resumen de lo que es Wawrinka. Llegó forzado a un revés esquinado, pero soltó un paralelo que aterrizó en la misma esquina. Era su winner número 87, el que le daba el pase a la final.