La Fuente de San Luis luce un poco mejor, con un tono y color especiales desde hace dos años. Justo desde el verano del 2015. En ese periodo, el pabellón del Valencia Basket se santificó. Fernando San Emeterio, más conocido como el Santo del baloncesto, llegó para quedarse a sus 31 años. Lo que no sabe nadie es que las canastas del coliseo taronja desde ese instante están rodeadas por velas para que en cada encuentro salga a la acción. Y no precisamente negras…
El técnico Pedro Martínez era consciente de la capacidad y técnica de San Eme desde el día que recaló en las filas de Valencia Basket. Su gran trayectoria en la ACB en clubes como el Laboral Kutxa, ahora Baskonia, durante siete años o el Maristas Valladolid, donde creció como jugador, denotan la importancia capital del santanderino en la Fonteta. No ha estado en la NBA, aunque por su esfuerzo y calidad no será, pero a él ese aspecto no le importa. Familiar, hombre de club y amigo de sus amigos, ha hecho de su recorrido un ejemplo para cualquier joven jugador que quiera llegar a la élite del baloncesto. Más de 500 partidos en la ACB es una cifra de la cual muchos no pueden presumir.
El alero de 1,99 de estatura es uno de esos jugadores a los que no les quema la pelota. Aquellos a los que les da igual el minuto, el resultado e incluso la afición en contra. San Eme se ha vuelto un experto en ese tipo de encuentros igualados, tensos y con mucho ritmo. La Liga del 2010 es una prueba de ello. Ese 2+1 que dio el campeonato doméstico al Buesa Arena y a todos los baskonistas, es una imagen que muchos recordarán. Perdiendo de dos a falta de siete segundos, y como no apareció él, el Santo, al que todo el mundo confía cuando más imposible parece la hazaña. Liga en 2010 y Copa en 2009, aunque con mucha menos participación. Estos dos títulos más una Supercopa de España, son el palmarés de un jugador que quiere seguir aumentando sus vitrinas con el Valencia Basket.
Como cualquier deporte, este también es injusto. El equipo taronja lleva buscando un título tres años y ahora se lo merece más que nunca. Hasta dos finales han visto pasar los aficionados valencianos durante esta temporada. La Copa de España y la Eurocup han sido testigos, de nuevo, de la derrota de un club que tiene hambre de títulos. No solo el club, la plantilla también. San Eme junto al capitán Rafa Martínez, Luke Sikma, Guillem Vives o Bojan Dubljevic, han visto en estos dos años como eran de récord con ese 28-0 de victorias, y como a la vez perdían finales y títulos al alcance de su mano y de sus canastas. El santanderino, pieza indispensable de Martínez en cada partido, quiere volver a recordar esa jugada de 2010 en Vitoria, pero esta vez en la Fonteta taronja.
Ahora con mucha más experiencia y con ese don del espectáculo, San Eme busca la final de la Liga Endesa y el pase a la Euroliga después de haber dado un auténtico recital en la que fue su casa, con 24 puntos y 31 de valoración. En muchas facetas del juego, Valencia Basket se fue del encuentro pero sin embargo, él nunca se marcha. A última hora apareció el Santo y recuperó el factor cancha para los taronja. Como bien dice el refrán, “a cada santo se le debe una vela”, pues pongan todas las que puedan por él.