Enrique JULIÁN GÓMEZ – Se le acaban las oportunidades en este Tour de Francia a un Peter Sagan desesperado. Hulk, pese a demostrarse dominador en numerosas situaciones, se muestra incapaz de ganar, y solo quedan tres etapas llanas, incluida la de París, que son más aptas para velocistas puros y que para él. El monstruo verde, su color característico, tanto por su equipo como por el maillot representativo de la clasificación de la regularidad ya no sabe como intentarlo, si con un ataque de 'finisher', en un descenso, un repecho o esperar al sprint. La regularidad no se discute, ha estado en el Top-10 de la etapa en nueve de doce etapas -solo ha 'fallado' en las tres de los Vosgos, siete de ellas entre los cuatro primeros y cuatro segundos puestos. Pero no gana.
En la llegada a Saint-Etienne, fue esta vez Alexander Kristoff quien sí se llevó el triunfo en detrimento del eslovaco, que cruzó la meta una rueda por detrás. En un sprint en el que los grandes velocistas quedaron eliminados por los tendidos pero largos puertos de 3ª categoría que se superaron en el último tercio de etapa, Sagan no cumplió tampoco hoy con el favoritismo. Cannondale controló la llegada, pero el de verde quedó algo encerrado en los metros decisivos. Consiguió superar a Degenkolb, Trentin o Demaré, pero no al noruego enrolado en el Katusha, que continúa firmando un gran año tras su victoria hace unos meses en Sanremo.
La otra cruz del día, desgraciadamente en este caso nunca mejor dicho, fue para David de la Cruz, ciclista del NetApp-Endura natural de Sabadell. A sus 25 años debutaba con gran ilusión en la gran carrera francesa. Uno de los escasos representantes jóvenes del ciclismo español en el pelotón profesional, buscaba destacar en las etapas de media y alta montaña para dar un salto cualitativo. Sin embargo, mientras andaba en fuga con Langeveld, Clarke, Rast y Vachon, se cayó en una rotonda y se rompió la clavícula.
Mañana llega la primera de los dos etapas alpinas de este Tour de Francia, en esta edición con mucha menor importancia sobre el papel de la que tendrán los Pirineos o incluso de la que tuvieron los Vosgos. Jornada de cerca de 200 kilómetros desde Saint-Etienne hasta la estación de esquí de Chamrousse, previo paso del Col de Palaquit. El ascenso final son 18 kilómetros a una pendiente media del 7,3%, que solo se han ascendido en 2001, en una cronoescalada ganada por Lance Armstrong, luego descalificado.
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