En 2006 un chico de 10 años entró a formar parte del fútbol base de la Real Sociedad. Él era Álvaro Odriozola. Un niño que nació en Donostia y que desde pequeño se crió en una familia aficionada al equipo de la ciudad. A partir de entonces fue escalando etapa por etapa y equipo por equipo en Zubieta hasta llegar al filial txuri urdin. Destacaba por su juego habilidoso con los pies y su posición era la de interior derecho.
A medida que pasaron los años Odriozola, a parte de jugar en el fútbol base, estuvo en muchas ocasiones viendo en Anoeta al equipo de su corazón, la Real Sociedad, haciendo de recogepelotas. Todos los jóvenes que hacen esta función sueñan con poder estar algún día al otro lado de la valla. Estar dentro del terreno de juego sudando la camiseta con los colores de su conjunto. Pocos lo consiguen, pero el futuro deparó a Odriozola esa suerte que no todos tienen.
Debutó en el Sanse, el filial de la Real Sociedad, el 1 de setiembre de 2013 siendo un futbolista muy joven, 17 años, contra la UD Las Palmas Atlético. Aunque no fue hasta la temporada siguiente, la 2014/2015, que fue ascendido definitivamente al segundo equipo txuri urdin.
Fue en su estancia en el filial en la que abandonó su posición natural, la de interior derecho, para empezar a jugar en el lateral de esa misma banda. Durante sus temporadas en el segundo equipo de la Real Sociedad disputó 86 partidos en Segunda División B. Un gran bagaje para un chico joven como Odriozola.
2017 será un año recordado en el seno de la familia del jugador y para el propio futbolista. El equipo dirigido por Eusebio Sacristán se le acumularon las bajas por lesión en el mes de enero, sobre todo en la defensa con Carlos Martínez y Joseba Zaldúa.
Odriozola, en un lance en un partido contra el Eibar | ANDER GILLENEA/AFP/Getty Images
El entrenador txuri urdin, Eusebio Sacristán, ante la falta de efectivos decidió apostar por un joven jugador que estaba llamado a la puerta del primer equipo insistentemente como era Odriozola. El 16 de enero de 2017 el futbolista de 21 años no lo olvidará nunca. Salió en su debut, como titular, ante el Málaga en la Rosaleda. Ocupó la posición de lateral derecho y disputó 76 minutos. Además la Real Sociedad se impuso por 0-2 y se llevó los tres puntos a Donostia. Fue el día soñado para Odriozola.
A partir de entonces el joven canterano se consolidó en el lateral derecho. Se ha convertido en un intocable para Eusebio Sacristán. Ya lleva 11 partidos ligueros con la Real Sociedad, y en todos ellos, menos el del debut y el último partido contra el Atlético, que se fue lesionado durante el encuentro, ha jugado los 90 minutos. Además en este periodo de tiempo tan corto ya es el tercer máximo asistente del equipo, con tres pases de gol, solo superado por Carlos Vela, con cuatro, y Mikel Oyarzabal con cinco asistencias.
Odriozola le está aportando al equipo txuri urdin ese punto de frescura que le empezaba a faltar a la Real Sociedad a estas alturas de temporada. El canterano es un continuo puñal por la banda derecha con sus innumerables subidas hasta la línea de fondo. Su calidad técnica le permite centrar de maravilla o combinar con los jugadores que tiene alrededor. Un aspecto clave en el juego asociativo que propone Eusebio Sacristán. Por otro lado, durante su estancia en el filial, aprendió los automatismos defensivos que debe tener un lateral diestro, como mantenerse en la línea que trazan los centrales para no romper el fuera de juego o ser capaz de defender en el uno contra uno que propone el extremo izquierdo del equipo rival.
Hay que añadir que Odriozola es el máximo exponente de varios jugadores que han subido del filial al primer equipo este año. Otros casos de debutantes son Jon Bautista e Igor Zubeldia. Zubieta está demostrando que tiene capacidad de promocionar futbolistas para el conjunto de Eusebio Sacristán. El fútbol base txuri urdin está en un buen momento de salud.