Danny Blind fue destituido tras un paso olvidable por el banquillo de la selección de Holanda, que naufragó en Sofía y puso en duda su participación en el próximo Mundial de Rusia 2018. El entrenador asumió una selección de élite en un momento difícil y no pudo tomar los correctivos necesarios para encausar el camino. Oportunidades y tiempo sobraron pero tino para conducir y jerarquía en un plantel que llegaba tras ser tercera del mundo, le faltaron. Su responsabilidad es compartida, pero sin duda, como cabeza de grupo, el otrora defensor del Ajax debe asumirla.
Blind asumió en mitad de un proceso, motivo por el que no puede considerarse como principal responsable de la debacle hacia la Eurocopa que se disputó en Francia. Sin embargo, desde su llegada la situación no mostró signos de mejora. El equipo cayó de local 0-1 ante Islandia y sufrió reveses mortales contra Turquía y República Checa que profundizaron la crisis. La “Naranja” no era tan Mecánica y sí era muy predecible. Hubo dudas por la salida previa de Guus Hiddink, cuyo mandato tuvo a una Holanda que no jugaba muy bien pero que continuaba en puestos de clasificación a Europa y que se había dado el lujo de derrotar a España en un amistoso de esos que ayudan a reflotar un proceso. Pero no se quedó y el sustituto sufrió las consecuencias de lo que se vino.
Quedar eliminada de la Eurocopa era un duro golpe, uno que solamente se sacude con resultados. Pero estos no llegaron jamás. Grecia sacó todo su potencial y derrotó a Holanda en un amistoso, y en el camino a la Copa del Mundo las alarmas volvieron a encenderse. Los de Blind acusaron la poca profundidad para doblegar a un rival asequible como Luxemburgo, sufrieron la poca solvencia defensiva en el duelo ante Francia, en el cual Stekelemburg se encargó de mantener vivo a su equipo con sus intervenciones, y la poca capacidad de reacción ante Bulgaria en Sofía. ¿Algo que salvar? El cotejo ante Suecia. El 1-1 en Estocolmo dejó sensaciones positivas por el buen accionar del equipo en un partido en el que Sneijder estuvo suelto, pero fue un partido que no se repitió en una fase en la que vale más sacar resultados que jugar bien. La realidad es que Holanda hoy ve lejos su participación en la Copa del Mundo y que los correctivos deben tomarse pronto.
La Federación Holandesa, discutida por estar inmiscuida en una crisis interna que se refleja en los resultados de la selección, debe buscar una alternativa mirando de reojo a Brasil. El país suramericano vivió una transformación reciente a corto plazo que debe fungir de espejo en Holanda. Con casi los mismos hombres, Tité, nuevo seleccionador amazónico, mejoró notablemente a una “canarinha” que llegaba golpeada en su orgullo por el mal manejo de Dunga. El timonel entendió el contexto: supo que no podía estar por encima de sus futbolistas, sino que tenía que estar a la cabeza pero siendo cómplice. Tité se dio cuenta que había regresar al fútbol ofensivo y quitar la rigidez táctica, que los laterales tenían que soltarse y que tenía que convencer a los jugadores, y los resultados están a la vista. Brasil superó la crisis y se convirtió en el mejor del mundo en pocos meses.
Holanda debe reinventarse en momentos de crisis, entender que en el fútbol moderno hay que cambiar de esquemas cuando la situación apremia. La selección de los Países Bajos debe saber que tiene extremos para hacerse fuerte por las bandas, jugadores que pueden hacer daño enviando centros o metiéndose al medio. También debe fijarse en que si no hay un mediocampista que logre gestar mucho por ausencia de un “10” nato, hay alternativas con laterales veloces y delanteros portentosos. Es una bendición para Holanda en esta escasez de talento a mitad de cancha, que uno de sus atacantes sea actualmente uno de los máximos goleadores de Europa, y que su principal fortaleza sea el juego aéreo. También es una fortaleza tener la bendición del pie educado de Wesley Sneijder para la pelota quieta y el talento de Arjen Robben, quien ha sorteado la edad viviendo un momento muy dulce en el Bayern Múnich.
La derrota 1-2 contra Italia tuvo muestras de repunte. La presión alta dio resultados y la táctica fija demostró que Holanda tiene alternativas para hacer daño en el arco contrario. Y con el ingreso de Sneijder en el tramo final, los “anaranjados” gozaron de dos buenas ocasiones ante un equipo que es muy superior en la actualidad. En un cotejo en el que los jugadores se vieron desprendidos de Danny Blind, mostraron signos de recuperación. Quizá relajados, como ha ocurrido tantas veces en la historia del fútbol mundial.
Pero ahí no debe parar la transformación. Si se decía que el espejo a corto plazo debe ser Brasil, a largo plazo tiene que ser Alemania. En el país vecino trabajaron una unificación de criterios para la formación de jugadores, se desarrolló un sistema de Scout extraordinario y se implementó la tecnología para ayudar en la evolución del jugador. Esto último ha convertido a Borussia Dortmund y Hoffenheim en clubes ejemplares. Holanda tiene el talento, un trabajo avanzado y está en el momento de hacer correctivos.
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