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Valencia

Ambición o relajación, las opciones de este Valencia

Decía Diego Alves en los micrófonos de Radio Marca que ahora mismo el objetivo es claro: la salvación. Al mismo tiempo, Martín Montoya aseguraba en VCF Radio que «el séptimo puesto es difícil, pero si el equipo trabaja se puede lograr». No se me ocurre mejor forma para describir las opciones que puede tomar el Valencia en este final de temporada. Dos discursos distintos sacados de un mismo vestuario, pero que vienen a mostrar a la perfección la ambición o la relajación por la que puede dejarse llevar el Valencia.

Tras la victoria del pasado martes frente al Leganés, el Valencia aseguró prácticamente de forma definitiva la permanencia. Salvo catástrofe histórica, el conjunto de Voro no descenderá a Segunda División. Con el descenso a diez puntos, la misma distancia a la que se encuentra la séptima plaza, el equipo ‘che’ queda en tierra de nadie. ¿Y ahora qué?. Es la gran pregunta del valencianismo. Con el «gran» objetivo de la permanencia casi cerrado, el futuro más inmediato del club y también el más lejano suponen un mar de dudas.

A corto plazo, el club de Mestalla puede seguir dos caminos. El primero, y el que se extrae de las palabras de Diego Alves, es el de pensar que la meta del club ahora mismo es la salvación y competir con la falta de tensión que puede generar estar 10 puntos por encima del objetivo. El segundo, pronunciado por Montoya, es el de la ambición, el de creer que se puede aspirar a algo más y luchar por ello hasta el final. Yo personalmente, me inclino por el segundo. Entiendo que lo mínimo que se le puede exigir a este grupo de jugadores es la máxima intensidad y concentración en los partidos restantes para, por lo menos intentar, que el club quede lo más arriba posible.

Leer más: Nou Mestalla, el sueño roto valencianista

Lógicamente, mirar a Europa parece una quimera si tenemos en cuenta la irregularidad que ha mostrado este equipo y los puntos a los que se encuentra de ello. Sin embargo, no es algo imposible. Si Voro consigue inculcar en la plantilla la importancia que tiene terminar lo más alto posible y les dota de la misma voracidad y hambre que han mostrado en momentos clave de la temporada, quizá cuando queden cinco partidos el Valencia tenga alguna opción de llegar a Europa. Si por contra, sucede como el año pasado, que tras cerrar la permanencia el equipo aflojó y no volvió a ganar, los futbolistas volverán a quedar señalados. No se trata de llegar a Europa, sino de corresponder a un club con casi cien años de historia dejándoselo todo en cada encuentro y situándolo en el mejor lugar posible.

Por imagen, y recuérdenlo, también por dinero, no es lo mismo quedar octavo que decimotercero. Con el nuevo reparto televisivo, el puesto clasificatorio cuenta, y en vistas a un verano donde el club tendrá que volver a apretarse el cinturón, ese dinero le puede venir muy bien a las arcas valencianistas. Un verano donde Jose Ramón Alexanco, nuevo director deportivo, tendrá la complicada tarea de reformar la plantilla contando con un presupuesto muy limitado. Para ello, contará con la ayuda de Vicente Rodríguez, además de ocho ojeadores. El plan, en teoría parece bueno, pero habrá que ver la independencia con la que cuenta la dirección deportiva para poder acometer los fichajes. Si es la misma con la que contaron Rufete y Pitarch, de nada servirá.

Los próximos encuentros marcarán el futuro más inmediato. De los futbolistas dependerá. Nadar en la mediocridad o soñar con algo más. Ser ambiciosos o conformistas.

Estudiante de periodismo. Valencianista y amante del fútbol internacional.

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