Gonzalo DE MELO – Ganar, ganar, ganar, y volver a ganar, ganar, ganar y ganar. Ésa es la historia (o el idilio) de Nadal con Roland Garros. Pero con una única excepción. ¿Se acuerdan de un sueco alto, de servicio demoledor, derecha y revés planísimos y, por encima de varios de esos episodios deportivos, conocido por sus desencuentros con Rafa?
Seguro que el nombre de Robin Soderling les dice algo. Porque es, aún hoy, el único tenista que ha sido capaz de derrotar al número 1 sobre su tierra batida de París. 10 ediciones, 9 copas de Mosqueteros y una sola derrota. La única del ‘Siempre nos quedará París’ de Nadal.
Hace justo cinco años de esa derrota. Sin restarle ningún mérito a Soderling, lo cierto es que el manacorí ya había coqueteado con la eliminación cuando Isner le exigió hasta llegar al quinto y definitivo set. Octavos de final. Perfiles parecidos: grandes sacadores, tenistas que le pegan a todo. Pero Soderling tenía ese plus mental que siempre ha condenado al estadounidense.
6-2, 6-7, 6-4 y 7-6. En cuatro sets, Robin fue más y mejor y hoy se le recuerda por ser el único capaz de haberle derrotado sobre la tierra parisina. Porque el escandinavo es más extenista que tenista, aunque no haya anunciado, de manera oficial, su retirada del circuito profesional.
El circuito, sin embargo, hace casi tres años que no le ve romper la pelota. En julio de 2011 disputó (y ganó) su último torneo en Bastad. Lo hizo ante otro español. David Ferrer tiene el ‘honor’ de haber sido el rival de Soderling en su, de momento, último partido en el circuito ATP.
Lo cierto, no obstante, es que los motivos de esa retirada siguen estando envueltos en un aura de misterio. Oficialmente, Robin Soderling no empuña una raqueta desde que se le diagnosticó una mononucleosis que lo apartó de las pistas desde ese lejano mes de julio de 2011.
De carácter reservadísimo, solitario y más bien antipático ("Yo estoy aquí para jugar al tenis, no para hacer amigos. No puedo hacer nada si no caigo bien, me da igual ser más o menos popular"), Soderling es hoy el director de los torneos de Bastad y Estocolmo. Algo rarísimo para alguien que aún no ha cumplido los 30.
A pesar de todo, el de Soderling no es el único caso de retirada del tenis profesional por mononucleosis. Mario Ancic, una de las grandes promesas balcánicas del momento, tuvo que dejarlo por los mismos motivos. El propio Roger estuvo también, en 2008, varias semanas apartado del circuito por los mismos motivos.
Con o sin enfermedad, el último mohicano seguirá siendo él. El último y único capaz de elevar a la categoría de proeza el echar a Nadal de su parque de tierra favorito.
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