Ricardo La Volpe, el entrenador argentino del América de México, tiene un problema: a donde quiera que vaya, los flashes lo persiguen, los resultados son insuficientes y no encuentra la paz.
El estratega, que en febrero cumplirá 65 años y más de cuatro décadas en el mundo del fútbol, parecía haber encontrado cierta tranquilidad en uno de los clubes más importantes de México.
Pero su aventura en el América, al que llegó en septiembre, no termina de ser sencilla. Tomó las riendas del equipo en 2016 con medio torneo transcurrido y en las primeras semanas logró enderezar el rumbo de una plantilla que pasaba por un momento difícil en la Liga.
Sin embargo, el inicio del Clausura 2017, que empezó una semana después de la final del torneo anterior, ha sido para el argentino y para el América un dolor de cabeza.
Se pospuso su primer partido para darles una semana más de descanso a sus jugadores, que disputaron cuatro encuentros entre el 15 y el 25 de diciembre, pero no parece haber sido suficiente.
Es que el América lleva dos derrotas en las últimas dos jornadas. Hizo tres goles, pero recibió el doble, seis. Las actuaciones del equipo han sido de bajo nivel y con una carente respuesta ante la adversidad de parte del técnico y de los jugadores.
Los americanistas se encuentran en el fondo de la tabla con cero puntos, los únicos que no ha sumado en la competición. Es un lugar inusual para ellos, que llevan diez torneos clasificándose a la liguilla.
«Nuestra base física no es la normal», explicó La Volpe en la conferencia posterior al duelo que perdieron contra Tigres 4-2 el sábado. «Llegamos a la final y fuimos a Japón, no tuvimos tiempo de hacer trabajo físico ni táctico como otros equipos».
Además, el América tiene que lidiar con la salida de dos de sus símbolos en los últimos años: el mediocampista argentino Rubens Sambueza y el portero mexicano Moisés Muñoz.
Con más de 120 días con el equipo capitalino, La Volpe le declaró al periódico «Récord» que el América aún no es su equipo: «No se cuenta con la materia prima para aplicar mi estilo de juego«, justificó.
El estratega sudamericano fue, durante sus años como técnico de la selección mexicana entre 2003 y 2006, reconocido en todo el mundo por su estilo ofensivo e irrespetuoso, incluso frente a las potencias futbolísticas.
Pero desde entonces su carrera perdió el prestigio adquirido hasta el momento.
Llegó a las Chivas de Guadalajara en abril de 2014, donde fue despedido un mes después de asumir por supuestamente acosar a una de las podólogas del club.
Con los Jaguares de Chiapas, a quienes dirigió entre 2015 y los primeros meses de 2016, La Volpe recuperó un poco de aquel reconocimiento perdido.
La primavera de La Volpe se extendió hasta septiembre, cuando fue requerido por el América, el club más ganador de México, para sustituir al entrenador mexicano Ignacio Ambriz.
La Volpe recogió la única herencia de Ambriz, la clasificación al Mundial de Clubes, pero perdió en semifinales 2-0 frente al imbatido Real Madrid de Zinedine Zidane.
América, en el año de su centenario, había anunciado que pelearía por todos los títulos, pero no logró ninguno. Alcanzó, no sin dificultades, la final del fútbol mexicano, donde estuvo a un minuto de ser campeón.
El gol de los Tigres en el final de los tiempos extra le impidió al argentino alzarse con un título que no consigue a nivel de clubes desde hace 24 años. Sin embargo, recibió el respaldo de la directiva.
«Siempre tengo las maletas hechas«, afirmó el sábado La Volpe, al señalar que un técnico nunca está del todo seguro en ningún lado.
«Mañana ganamos dos partidos y esto se olvida», agregó. El siempre polémico La Volpe, gane, pierda o empate, nunca tiene paz. Y él es el primero en saberlo.