Paseando por el paddock del circuito de Jerez, José Manuel Zapico me comentaba que para él, todos los pilotos merecían su respeto por el simple hecho de pilotar a 300 km/h jugándose la vida. Y es que las 22 personas que se ponen al volante de un Fórmula 1 están hechas de otra pasta. Detrás de una pantalla parece, en cierto modo, sencillo eso de ser piloto de carreras. Tener un poco de talento y dinero parecen los únicos requisitos para iniciar un camino hacia la máxima competición mundial del automovilismo.
Pero no todo es el dinero. En la actualidad hay miles de jóvenes compitiendo alrededor del mundo, desde el karting hasta los monoplazas, con la esperanza de ser campeón del mundo de Fórmula 1. Solo 33 elegidos, en los 67 años de historia de la competición han sido capaces, pero muchos de estos jóvenes sueñan con algún día sumar su nombre a la lista. Para ello, compiten jugándose la vida en cada curva. Sí, se la juegan voluntariamente, ya que ellos lo saben cada vez que se abrochan el casco, pero simplemente por este hecho merecen mi respeto.7
Muy pocos llegan a la Fórmula 1, en la actualidad solo pueden 22, y dependiendo de lo que ocurra con Manor puede que se reduzca el número a 20. Pero estos pilotos son unos valientes. Es verdad que los monoplazas de ahora son mucho más seguro que los del siglo pasado, pero lo que es la integridad física del que se pone al volante, y en consecuencia su vida, sigue estando en peligro cada vez que pisan el acelerador.
Por eso, considero que cada vez que uno de estos elegidos se pone al volante debería ser respetado. Otro asunto es su nivel en pista. Está claro que no todos los pilotos son igual de buenos, unos son más rápidos que otros, pero no por ello se debe menospreciar al que sea un poco más lento o cometa más errores que otros. En los últimos años, uno de los que ha recibido más críticas, por no decir el que más, ha sido Pastor Maldonado. Todos conocemos cómo ha sido su trayectoria por la Fórmula 1, marcada principalmente por sus accidentes.
Pero una cosa no quita la otra, puede que no tenga la misma habilidad al volante que Lewis Hamilton o Fernando Alonso, pero yo creo que está hecho de una pasta que es común a todos los pilotos. Los 22 valientes están moldeados con una masilla especial, algo que les hace diferentes. Después, la pasta de cada piloto estará moldeada de una manera diferente, unas mejor que otras, pero el compuesto es el mismo. La valentía de jugarse la vida en cada curva les viene innanta. Esto, es lo que hace grandes a los pilotos de Fórmula 1.