John Stones, el pasado verano, llegó al Etihad con la intención de triunfar. En una operación en la que los ceros abundaban, el ex del Everton llevaba como carga su alto precio. Viendo la fuerte apuesta de Guardiola, uno podía pensar: “qué bien que debe estar jugando Stones”. Sin embargo, su pasado curso en Goodison Park no fue el mejor. De hecho, Funes Mori le quitó el puesto durante gran parte de la temporada algo que lleva a pensar que, quizás, todavía no estaba preparado para dar el salto.
El internacional inglés desde su primer día en Liverpool mostró que era diferente. Stones en contexto Martínez, era un genio. El de Balaguer es un entrenador que le da mucha importancia a su salida de balón –como Guardiola- por lo que él tenía una importancia capital en la escuadra. Sin embargo, el equipo empezó a jugar mal. Stones ya no se encontraba tan cómodo y veía que la única forma de ayudar al equipo era arriesgando extremadamente en situaciones innecesarias. De hecho, en Merseyside se le recuerda aún una jugada frente al Tottenham –en los minutos finales con el duelo empatado- en la que decidió regatear en su propia área. El público le abucheó y él pidió calma.
Es evidente que la posición de defensa central ha cambiado. Actualmente, los defensores centran tanto sus esfuerzos en ser buenos en el pase y en la salida, que olvidan lo prioritario: defender. El de Barnsley en esta primera vuelta ha cometido tres errores defensivos. En la 2015/16 -en 33 encuentros- cometió cuatro por lo que, en Enero, está a tan solo a uno de igualar el récord anterior. (Los errores que se comentan previamente significaron tantos en contra).
La sensación es que su problema no es por su precio sino por la autoexigencia que se impone, especialmente, a la hora de salir jugando. Este Manchester City, empezando desde el portero, parece que se ha marcado como norma que dar un pelotazo está mal, cuando no debería ser así. Una vez alguien dijo que “hay que ser seguidor, no fanático” algo extrapolable al balompié ya que no siempre hay que jugar en corto. A Stones, además, le han asegurado siempre que es uno de los mejores defensores con el balón y eso le hace creer que lo mejor es intentar hacer más de lo que debe hacer un central, que es pasársela a un compañero. Su carrera, aun así, solo acaba de comenzar.