Diego Cervero (Oviedo, 1983) es un símbolo para toda una generación de oviedistas. Transmite perfectamente el lema del Real Oviedo, aquel que dice: “orgullo, valor y garra”. Tuvimos la suerte de hablar con él hace unas semanas, y nos contestó con sinceridad a todas sus preguntas. Aunque ahora está lejos de su Oviedo natal, el amor a sus colores lo tiene más vivo que nunca.
Pregunta: En primer lugar, ¿cómo se define Diego Cervero como futbolista?
Respuesta: Me defino como un jugador muy trabajador, muy disciplinado y ordenado. Otro punto bueno es que siempre hago las cosas con mucha pasión y mi mayor virtud es el juego aéreo y que tengo gol.
P: Este año has iniciado un nuevo capítulo en Fuenlabrada, ¿cómo está siendo la adaptación?
R: Para mí era algo nuevo, pero ya había estado en Logroño tres años y es una cosa diferente. A mis 33 años, si vengo aquí es porque lo hago con mucha ilusión, juegue más o menos esa ilusión se mantiene intacta. Además, vine aquí para intentar hacer algo grande que ya conseguí con el Oviedo y me motiva especialmente salir de casa para conseguirlo.
P: ¿Y por eso escogiste Fuenlabrada?
R: Sí, completamente, la verdad es que este verano tuve muchas ofertas, pero el proyecto que más posibilidades tenía de subir en un primer momento era el Fuenlabrada.
P: ¿Qué más ofertas tuviste este verano? ¿Hubo alguna que te hiciese especial ilusión o alguna que estuviese a punto de concretarse?
R: Bueno, tuve buenas ofertas, de equipos como el Pontevedra, el Racing de Ferrol, también tuve ofertas de Irlanda, de Sabadell, y de más equipos que me hicieron dudar bastante. También agradecer al Caudal, con el que hice la pretemporada y tuve la oportunidad de estar allí, pero tenía claro que quería salir de Asturias.
P: Hace unos años estuviste en Inglaterra, en el Oldham, ¿qué destacas de esa breve estancia allí? ¿Qué te traerías de aquel fútbol?
R: Me gustó mucho la educación deportiva que tienen allí, es decir, el joven es un joven y tiene que hacer más y tiene que mirar al veterano y que éste sea un espejo donde mirarse. Un ejemplo es que la portería siempre la llevaban los jóvenes, cuando que había que hacer algo los jóvenes siempre los primeros y yo creo que eso es una buena educación deportiva. También me encantó como en los partidos oficiales las aficiones se saludan, se respetan entre ellos y la terrible pasión con la que se vive el partido. Me traería sin duda esa rivalidad sana y esa pasión por el fútbol donde celebran un saque de banda como si fuera un gol.
P: Llevas muchos años en esto del fútbol, ¿cuál ha sido el momento más duro de tu carrera?
R: En 2009, después de subir con el Real Oviedo y ver que no apostaba por mí y no me daba los tres años que yo pedía, me planteé dejarlo. También el año pasado, en mi último partido con el equipo de mi vida, el Real Oviedo, fue un 0-5 en casa. Después me dieron esperanzas de renovar, al final no fue así y ahí también perdí un poco la ilusión. Pero Iván Ania, Mario Prieto y el Caudal me devolvieron la ilusión para volver a jugar al fútbol.
P: Vamos a centrarnos en el Oviedo, ¿qué significa para ti el Real Oviedo?
R: El Real Oviedo deportivamente es todo, son los que me enseñaron mis valores, todo lo que soy como futbolista me lo dieron ellos. También me dieron la posibilidad de sacar una carrera mientras jugaba al fútbol, incluso me abrieron las puertas para el futuro. Y también por ser ovetense y oviedista, soy un seguidor más, un socio desde hace muchos años y personalmente me da mucha vida, es el equipo de mis amores, incluso llego a cambiar planes o a hacerlos en base al Real Oviedo, como hace cualquiera que sea forofo de su equipo.
P: El Tartiere impone y la afición exige mucho… ¿Qué suponía para ti esa presión que ejerce el Tartiere sobre los jugadores?
R: Hay momentos, hay momentos en los que es un subidón de adrenalina brutal, sobre todo cuando tu ánimo y tu ego están muy arriba. Pero cuando estás jugando peor y tu ánimo está más bajo, a veces era muy jodido jugar en el Tartiere porque las piernas te temblaban y la cabeza no te iba bien.
P: Hace unos años llegó el Grupo Carso al Real Oviedo, ¿Qué supuso para ti como futbolista y oviedista?
R: Fue el reconocimiento a una afición, la afición puso dinero y se metieron porque vieron que había una afición que no era normal lo que hacía. Le dieron una estabilidad al proyecto tremenda y a mí me dieron la oportunidad de seguir en el club tres años más después de que ellos llegaran y la posibilidad de conseguir el sueño que era subir a Segunda y debutar en la Liga de Fútbol Profesional. Y sobre todo agradecimiento eterno.
P: ¿Qué sentiste con tu gol al Cádiz?
R: Mi gol al Cádiz fue cumplir un sueño desde muy pequeño, pero también cumplir una meta que me había puesto a principio de temporada y por la que luché. Esa temporada no jugué mucho, unos 540 minutos, metí siete goles en liga y sabía que lo tenía difícil y que iba a jugar poco, pero tenía que prepararme para un momento así. Físicamente me preparé como un animal y psicológicamente también. Al final se dieron los condicionantes necesarios para que yo pudiera estar ahí y pudiera marcar ese gol, y sobre todo fue la recompensa al trabajo de muchos años, al apoyo de mi familia y de mi novia, de todos mis amigos que siempre están ahí al pie del cañón.
P: ¿Y con el de David en el Carranza?
R: Mi mejor amigo y mi hermano futbolístico. Un tío con una calidad futbolística excepcional, por lo que me alegré muchísimo y disfruté un montón todos estos años jugando con él, y como yo digo: las dos cabezas de Cádiz quedaron marcadas para siempre.
P: ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando supiste que Michu volvía?
R: Bueno, Michu y yo somos muy amigos, unidos por su hermano, con el que jugué en el año 1999. Así que imagínate desde hace cuánto somos amigos… En 2002 jugamos el primer partido juntos y ya son 14 años de amistad. Yo de Michu solo puedo decir cosas buenas y cosas que es muy fácil decir que lo harías y poca gente lo cumple. Michu siempre será un ejemplo, un referente, lo que cualquier oviedista tiene que tener en su cabeza es querer ser como Michu. Para todos los oviedistas es algo muy bueno que él vuelva, porque significa que el proyecto es sólido y que tiene aspiraciones. Él tenía ofertas mejores, tanto económicas como deportivas, pero él quiso volver, no para retirarse con 35 años, al equipo de sus amores para conseguir un reto.
P: ¿Hay alguna espinita que se te haya quedado clavada en Oviedo, algo que te hubiera gustado hacer y no pudiste?
R: Yo siempre dije que me hubiera gustado jugar un derbi oficial, solo jugué uno, aquel Trofeo Principado que ganamos y marqué un gol. Pero mis principales sueños se han ido cumpliendo, debutar en el Real Oviedo, subir a Segunda B, luego volver a hacerlo, y por lo menos jugar un minuto en Segunda A.
P: ¿Te ha compensado estar estos dos últimos participando menos en el equipo?
R: Sí, no hace falta hacer la pregunta, por supuesto que sí. Nunca se olvidará el momento de Cádiz y esa eliminatoria, dentro de diez años el Oviedo jugará UEFA o Champions, pero recordaremos aquel momento en el que subimos a Segunda. Y nunca se me olvidará el minuto 87 de aquel partido contra el Lugo, en el que debuto en Segunda y recordaré la ovación con la que me recibió el Tartiere.
P: ¿Cómo ves el final de tu carrera?
R: Ya lo estoy asumiendo, podría haber firmado más de un año de contrato, pero quiero ir año a año. Ver cómo me encuentro tanto física como psicológicamente, que creo que es lo principal. Pero estoy preparado, tengo mi futuro, tengo estudios, títulos y tengo que seguir formándome porque el final está cerca. Y feliz por empezar una nueva etapa.
P: ¿Cómo te ves en un futuro, dentro de diez años más o menos?
R: Voy a estar ligado 100% a la medicina, me encantaría seguir ligado al fútbol y sobre todo al Real Oviedo en alguno de esos ámbitos. Seguir disfrutando del futuro en los ámbitos diferentes al fútbol. Y por supuesto, tener salud y disfrutar de mi familia y amigos.
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