El ya exfutbolista español Álvaro Domínguez acusó a su antiguo club, el Borussia Mönchengladbach, de «falta de humanidad» para tratar su caso y unas lesiones que finalmente desembocaron en su prematura retirada a los 27 años. «Conmigo ha habido falta de humanidad. Nadie se ha preocupado, nadie se ha ofrecido a costearme siquiera los médicos. Yo sólo quiero no tener dolor y sé que lo voy a conseguir. Cuando no tenga dolor seré el tío más feliz del mundo, pero este trato no se lo merece nadie», aseguró Domínguez en una entrevista publicada por el diario ‘Marca’.
El exfutbolista guardó silencio hasta ahora y explicó así el porqué: «Llevo un año desaparecido por respeto al club. He sentido tentaciones varias veces, pero al final me hacía fuerte y no contaba nada. Tampoco sabía cómo contarlo porque me parecía todo surrealista». Todo comenzó en mayo de 2015, cuando dejó de jugar por unos dolores de espalda que fueron incrementándose con el paso del tiempo. «Me puse a hacer rehabilitación hasta que llegó el partido en el que nos jugábamos la tercera plaza y me pidieron que volviera a jugar. Lo hice, pero a los 20 minutos de empezar no sabía cómo iba a acabar. Jugué sin poder esprintar y sin poder saltar. Apreté los dientes como pude. Al terminar les dije que no podía moverme y el doctor me dijo que lo que necesitaba eran unas vacaciones», relató.
Lo siguiente fue viajar a Madrid para una revisión privada, en vista de que no obtenía soluciones de su club, según aseguró. «Me vieron y me dijeron que el problema era muy complicado», dijo. «Después regreso y el equipo está con cero puntos. Entonces cambia el entrenador y el nuevo me dice que me necesita, que soy importante. Yo no había entrenado ni un día con mis compañeros, pero él me dice que no importa. Como desconocía la gravedad de lo que tenía y me decían que poco a poco se me quitaría el dolor, jugué los primeros partidos», prosiguió. Y añadió: «Ahí el equipo empieza a ganar y yo a perder. Para jugar hacía una hora de entrenamiento previo para aliviar el dolor y, aún así, hasta los 20 minutos no estaba listo. Luego, con la adrenalina, no me enteraba de nada».
Domínguez afirmó que a partir de entonces empezó a sentirse como un inválido. «Terminaba de jugar, me iba a casa y me metía en la cama. Lo único que me aliviaba era estar en la cama. En el campo era un profesional y fuera un inválido. Con el paso del tiempo tuve que empezar a pedir a mis amigos que me hicieran la compra, la comida…», relató. El antiguo central, formado en las categorías inferiores del Atlético de Madrid, aseguró que «los servicios médicos del club no estaban a la altura de un equipo de élite». Domínguez acusó a los dirigentes del club alemán de «falta de bondad o de humanidad». Y concluyó: «Tenía la sensación de que había estado ahí cuando el club más lo necesitaba y ellos me habían dejado tirado tras matarme por el equipo y morirme luego en casa de dolor».