Este es un jugador de la semana diferente, algo fuera de lo habitual. Porque el elegido esta semana, no es alguien que haya anotado muchos goles, que haya realizado el partido de su vida, ni que haya destacado en su juego. Hace unas semanas hablé de un término que cree yo mismo. Hablaba de la ‘temporada megáfono’, una temporada en la que dejas de ser uno más, para convertirte en alguien especial, en la que con la ayuda de los ecos del fútbol, llegas a todas partes.
Pues bien, Coutinho estaba viviendo una temporada especial, una temporada en la que se estaba consagrando aún más, como la persona que llevaba el compás de los corazones de las personas que llenan cada semana el estadio más especial de Inglaterra, el principal responsable, junto con Klopp, de hacer creer que este Liverpool podía volver a ganar la Premier League, algo que no se ve desde hace más de 25 años.
45.000 corazones se congelaron en Liverpool este fin de semana, no fue el fuerte frio inglés el que los cristalizó, fue la pierna derecha de la persona que llevaba el compás, que se veía fuertemente dañada tras un duro choque con un jugador del Sunderland. Philippe se retiró del campo, se vivía un sepulcral silencio en Anfield, ya nadie llevaba el compás, cada corazón tomaba su ritmo, sin dejarse llevar, sin poderse coordinar, la orquesta de corazones de Anfield se había parado, a la espera de la vuelta de su director, su batuta estaba rota, y tenía que arreglarla.
Se hablaba de una lesión de una gravedad enorme, ya que la imagen de la pierna del brasileño era muy impactante. Todos a los que nos gusta ver rodar el balón rezábamos con todas nuestras fuerzas para que no fuese nada grave, nada que le alejara del sitio donde se siente más seguro, a gusto y feliz por mucho tiempo. Rezando para que la lesión no terminara con la temporada especial de Philippe, la temporada en la que nos iba a enamorar a absolutamente todos.
Se ha podido saber que se perderá lo que queda de año, todos los encuentros que quedan en este 2016. En ese tramo de tiempo, mientras la mágica batuta se arregla, los corazones de Anfield se tendrán que ir descongelando, poco a poco, partido a partido, hasta que sientan a Coutinho otra vez cerca, y terminen por descongelarse del todo, volviendo al tremendo placer de ser dirigidos, de seguir el compás e ir a la vez, algo que solo puede conseguir él, volviendo a pisar el terreno de juego.
Yo, solo puedo pedirle a Coutinho que no tarde en volver, que todos a los que nos gusta este deporte le esperamos ansiosos, le pido que no tarde mucho en volver a dirigir, a volver a hacer magia. Le pido también, que no se deje ganar por esta lesión, que esto no estropee la temporada en la que me empezó a enamorar, y que quiero volver a ver sus ojos brillantes emocionados al escuchar el “You’ll Never Walk Alone” más fuerte que nunca, para anunciar la vuelta del director de la orquesta más bonita de Inglaterra. Le pido que convierta este obstáculo en un propulsor y vuelva enorme, porque si, Liverpool le necesita.
Comienza la vuelta atrás, ganas de volver a sentir el compás.
Fuerza Coutinho.
Corazones descongelándose.
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