No es un buen momento para el Barça Lassa. Tras 6 victorias consecutivas, la derrota contra Olympiacos y el ridículo contra el Madrid han confirmado lo que ya se sabía: el equipo sigue lejos de los mejores. Si quiere es capaz de competir, sí, lo ha demostrado, pero le falta regularidad y profundidad de plantilla. Quizá lo primero sea consecuencia de lo segundo, pero no justifica, por ejemplo, la falta de lucha vista contra el eterno rival.
El Barça Lassa está en construcción. Como ya viene siendo habitual en los últimos años, el verano fue movidito y éste además contó con un cambio de jefe (Bartzokas por Pascual) y un cambio de líder (Rice tomó el mando). El base estadounidense es el encargado de hacer funcionar al equipo y, por tanto, de quitarle presión al resto. ¿Qué, por ejemplo, el equipo se bloquea en ataque? Me la juego yo. ¿Qué hay que remontar? Tiro del carro. Etcétera. Si él está bien, genera confianza.
Foto de la página oficial del Barça
Rice es un jugador habilidoso. Es hábil en el uno contra uno, es rápido y con espacios es letal. Pero solo no puede. Necesita, como todo deporte en equipo, un grupo que le arrope también, un grupo que le acompañe. Gente que sume. Cuando Koponen, Doellman o Tomic han ejercido de socios al equipo le ha ido bien.
Las lesiones en este inicio de temporada han sido un quebradero de cabeza para Bartzokas. No solo porque perjudica, evidentemente, la rotación del equipo, sino porque impide trabajar mecanismos y ralentiza la evolución. Desde el club tampoco se ha gestionado bien la situación. Con tantas bajas, la lógica es que la sección se hubiera reforzado en consecuencia. Todo aspirante a todo es lo que debe hacer. Y, de hecho, con todos sanos sigue faltando un base revulsivo y, sobre todo, un pívot titular.
Bartzokas necesita tiempo, tiempo para trabajar y hacer crecer al equipo. Por suerte, este tiene margen de maniobra y le basta con estar entre los 8 mejores tanto en Liga como Euroliga: probar cosas en los partidos, aprender de los errores, evolucionar y tratar de alcanzar el punto álgido en el momento en que los títulos estén verdaderamente en juego, debería ser la línea a seguir. No lo tendrá fácil.