Enrique JULIÁN GÓMEZ – Atípitico retorno del Giro a su espacio natural, Italia, en la cuarta etapa, tras el día de descanso forzado para trasladarse desde Dublín hasta el sur del país transalpino y en 13 de mayo, fecha en la que hace 105 años dio inicio la primera edición de la Corsa Rosa. Poco más de 100 kilómetros de recorrido, inusual en una gran vuelta, y un circuito de ocho kilómetros en la ciudad de Bari más propio de un critérium.
La lluvia acompañó al Giro en Irlanda y se vino con él a la Puglia. Y con importantes consecuencias. Los ciclistas, capiteneados por los capos del pelotón Alessandro Petacchi, Manuel Quinziato, pararon la carrera real y realizaron la mayor parte del recorrido a ritmo de paseo, en protesta por la peligrosidad del circuito final. El gesto de Luke Durbridge, del Orica, equipo del líder, al frente del pelotón, haciendo el gesto de 'tiempo muerto' con las manos fue el símbolo. La organización aceptó la propuesta de los ciclistas de neutralizar el tiempo de la última vuelta, para evitar más riesgo en el sprint, y anular las bonificaciones en meta.
Sin el piso mojado, el circuito no tenía mayores peligros. Pero en la última vuelta, la lluvia de nuevo sobre la carretera y la velocidad lanzada del sprint llegaron las caídas, a causa del mal estado de la calzada, que convertía el camino en un tobogán. El treno de Cannondale con Viviani se fue al suelo, y un par de caídas más dejaron el grupo reducido a los Giant lanzando al esloveno Luka Mezgec -Marcel Kittel abandonó por la mañana por una fiebre-, Roberto Ferrari y Giacomo Nizzolo.
Sin embargo, fue el francés Nacer Bouhanni quien se hizo con la victoria. Consiguió alcanzar al eventual grupo cabecera y tras la última curva, en la que Mezgec tuvo un problema mecánico, superó a Tom Veelers, último lanzador del esloveno para alzar por primera vez los brazos en una gran vuelta por etapas. Cabe mencionar que Bouhanni había quedado descolgado previamente, a unos 13 kilómetros de meta, por un pinchazo, y había retornado al pelotón entre otras cosas gracias a un trascoche flagrante tras el vehículo de su equipo FDJ.
Mañana, primera etapa con dificultades montañosas. Llegada un Viggiano, un pequeño pueblo en colina enclavado en medio de la desconocida región de la Basilicato. Tras salir de Taranto, se recorrerá el litoral del mar Jónico hasta introducirse en el interior de la región. Se ascenderá dos veces a Viggiano, en plenos Apeninos Lucanos, la primera a 12 kilómetros de la meta, y la segunda en el propio final de etapa tras más de 200 kilómetros. Catalogado como un puerto de cuarta categoría, oficialmente son 8 kilómetros de ascensión, aunque lo más duro está al final, con 3 kilómetros a poco más del 6% de media para comenzar a calentar las piernas de los favoritos.
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