Algunas historias tienen un final. Otras, en cambio, se prolongan en el tiempo. La NBA no para. No lo hizo en 2015, año que cerraba el último lustro que resumimos en nuestra serie. Tuvo otro capítulo. Fue la temporada 2015-16. Y los que quedan por delante, porque esto continúa. Antes de que comience el curso que llega procede dedicar unas líneas al que, de momento, ha sido el epílogo de esta fábula eterna, y prepararnos así para lo que está por venir.
Nuestro viaje arranca en junio de 2015. En lo que esperábamos para que se abriera la agencia libre, Luke Ridnour se convierte en el hombre del momento. En menos de una semana sería traspasado hasta en 4 ocasiones. Y todos hicimos bromas de la situación, incluso él mismo, quien reconoció en una entrevista que fue algo muy divertido ver desde su casa, en Seattle, como sus derechos iban y venían de un lado para otro. Tristemente, en su último destino (Toronto Raptors) sería cortado y ya nunca volvería a las canchas. Lo más destacable de ese período de traspasos, serían los movimientos que llevarían a Nico Batum a Charlotte y a Roy Hibbert a Lakers. El 2 de julio se abrió el mercado y el premio gordo fue a parar a San Antonio Spurs. LaMarcus Aldridge aterrizaba en el Álamo para formar pareja interior con Tim Duncan y hacer de los Spurs aún más aspirantes al título. Otros movimientos interesantes resultaron ser los de Tyson Chandler (Phoenix), Wesley Mattheus (Dallas), Paul Pierce (Clippers), Amar’e Stoudemire (Miami), Rajon Rondo (Sacramento) o Monta Ellis (Indiana). Y otros cambios importantes fueron, a nivel de banquillo, el relevo de Scott Brooks por parte de Billy Donovan en Oklahoma City, y el de Tom Thibodeau por Fred Hoiberg en Chicago.
La temporada presentaba a los Warriors favoritos tras su año glorioso, y a Cleveland, Oklahoma City y San Antonio como alternativas. Los primeros dieron muestras de su capacidad desde el comienzo y hasta que no alcanzaron los 25 partidos no fueron derrotados. Serían los Bucks de Milwaukee, el 11 de diciembre, que en ese momento registraban un balance de 9 victorias y 15 derrotas, los que hicieran saltar la banca. Acabado el año, el récord de los de la Bahía era de 30-2 y ya se empezaba a hablar de si serían capaces de batir la marca histórica de los Bulls del 96.
Durante los dos primeros meses de competición los de Steve Kerr estaban presentes en todas las tertulias matutinas y copaban los resúmenes un día sí y otro también. Sin embargo, otros hechos importantes iban teniendo lugar. El 1 de noviembre el trío Duncan-Parker-Ginóbili se convertía en el que más victorias alcanzaban en temporada regular, superando al histórico Bird-McHale-Parish. Y solo un día después, Tim Duncan volvía a ser protagonista, tras sumar su triunfo número 954, convirtiéndose en el jugador con más partidos ganados en un solo equipo. Aunque la noticia bomba del primer tramo de competición llegaría el 29 de noviembre: Kobe Bryant anunció que la que estaba disputando sería su última temporada como jugador de baloncesto. A partir de entonces, las presentaciones en cada pabellón que visitaba pasaron a otro nivel, con los speakers picándose entre ellos por ser el más espectacular en la introducción. Y otro mito, Kevin Garnett, rebasaría a Karl Malone al frente de la tabla de máximos reboteadores defensivos.
El 22 de enero de 2016 Cleveland Cavaliers despide a David Blatt y Tyronn Lue toma las riendas del equipo. Se decía que la relación de Blatt con LeBron James no era la idónea, mientras que Lue tenía el beneplácito de la estrella. A decir verdad, a nadie sorprendió el despido del técnico. El balance de los Cavs en ese momento era de 30-11. Llegados al parón del All Star (que nos deparó un concurso de mates para el recuerdo, con un duelo inolvidable entre LaVine y Gordon), con ese partido cada vez más insulso, los Warrios solo habían cedido 4 partidos. Haciendo mucho menos ruido, los Spurs de Popovich no andaban muy lejos: 8 derrotas en su estadística, y ninguno había sido vencido todavía en su cancha.
Marzo fue más de lo mismo. La carrera de un equipo que solo parecía batible cuando se relajaba, la persecución de otra franquicia que aparentaba estar también en otro escalón superior al resto, y la lucha de los demás por colocarse en la mejor disposición posible de cara a los playoffs. Y, mientras en el oeste Thunder y Clippers se disputaban la tercera plaza (los Grizzlies, iban cayendo en picado tras una plaga de lesiones inaudita), en el este surgían unos Raptors a los que muy poca gente esperaba a tan alto nivel, peleando de tú a tú con los Cavs el trono de la conferencia oriental de la liga. El 19 de marzo tuvo lugar el partido con mayor porcentaje de victorias sumadas entre los dos contendientes. Los Warrios se presentaron con un balance de 62-6 (91% de choques ganados) y los Spurs con 58-10 (85%). Los de San Antonio se llevarían el gato al agua esa noche, única ocasión en la que superaron a su contrincante. En el apartado individual, el backcourt estrella de Golden State batía récords desde la larga distancia, mientras que Draymon Green llevaba su estadística a combinaciones nunca vistas antes. Russell Westbrook, entretanto, estaba embarcado en una cruzada de triples dobles que no se recordaba desde Magic Johnson.
La última noche de Regular Season presentaba un serio dilema al telespectador. Por un lado, los Warriors se disponían a batir la marca de los Bulls de Jordan y Pippen, ante los Grizzlies. El pobre nivel de un equipo acribillado por la desgracia daba por hecho el logro californiano. Por otra parte, Kobe Bryant iba a disputar ante los Jazz, en el Staples Center, su último partido tras 20 años de carrera. Siento mucha lástima por quienes hayan escogido la primera opción. Shaquille O’Neal había retado a Kobe a alcanzar los 40 puntos. En una noche mágica, el escolta lograría anotar 60, liderando a Los Angeles Lakers en una remontada épica. La última mordedura del caníbal del baloncesto. «Mamba Out» y a seguir con nuestras vidas, como si nada hubiese ocurrido.
Llegábamos a los playoffs creyendo que había un conjunto invencible. El 73-9 de Golden State Warriors como marca irreal. Y las comparaciones con los Bulls del 96 dieron paso a las de Stephen Curry con Michael Jordan. Los highlights y boxscores, carne del consumidor de tendencias, invitaban a la herejía. Querer equiparar tan alegremente al chico de moda con el mejor jugador de todos los tiempos solo puede darse desde una ignorancia latente. Por otra parte, faltaba culminar la obra. Para ser superiores a aquel grupo liderado por Phil Jackson, habían de alcanzar el anillo. La primera ronda fue un paseo ante los Rockets, pero la lesión de Stephen Curry hizo saltar las alarmas. El destino quiso que los Blazers de Damian Lillard y C.J. McCollum sorprendieran a los Clippers, un rival a priori más incómodo en segunda ronda. San Antonio y Oklahoma City tampoco tuvieron problemas y se deshicieron de Memphis y Dallas. Como era de prever, Portland no fue rival para Golden State. Por el contrario, la eliminatoria entre Spurs y Thunder resultó magnífica. Tras haber arrasado los texanos a OKC en el primero, y luego de ponerse 2-1 en la serie, los ajustes de Billy Donovan no encontraron respuesta en Gregg Popovich, y en 6 partidos el que parecía gran rival de los favoritos quedaba apeado de la pelea. En el este, Cleveland no tenía piedad. 4-0 a Detroit y 4-0 a Atlanta. Sus contrincantes en final de conferencia, Toronto Raptors, quienes se habían impuesto a Indiana y Miami sufriendo lo indecible en cada ronda: 7 partidos para conocer el desenlace en ambos casos. Los de Canadá presentaron batalla en casa y lograron empatar a 2, pero DeRozan y Lowry no bastaron para hacer frente a unos Cavs que nunca dieron la sensación de tener rival en su lado del mapa. La última eliminatoria en el oeste merece capítulo aparte. Un monstruoso Russell Westbrook pasó por encima de Stephen Curry en los primeros encuentros de la serie y, de la mano de un Kevin Durant que ejercía de líder, colocó en franquicia a los Thunder. Sin embargo los de Oklahoma se diluyeron cuando estaban 3-1 arriba. Los Warrios vencieron en los 3 enfrentamientos definitivos y remontaron para reeditar la final del curso pasado. Quien sabe, tal vez la serie se extendió porque la liga no sancionó a Draymon Green como merecía: durante el tercer choque, el ala-pívot de los de la Bahía propinó una patada en la entrepierna a Steven Adams digna de un severo castigo. Pero como suele decirse, agua pasada no mueve molino.
Así que el 2 de junio arrancaba la final. En el primer encuentro, los suplentes de los Warriors trituraron a los Cavs. Shaun Livingston, Leandro Barbosa y Andre Iguodala rozaron la excelencia una noche en la que los primeros espadas parecían apagados. El segundo partido fue un paseo para los de Oakland y con 2-0 las series cambiaban de escenario. Los Cavs habían perdido a Kevin Love para el tercer duelo; de modo que el ajuste de Lue consistió en aceptar el reto del small ball metiendo a Richard Jefferson en el quinteto y moviendo a LeBron James a la posición de 4. La irrupción de Kyrie Irving sería el otro punto de apoyo para endosar el correctivo más serio de la eliminatoria: 120-90 y cabida para la esperanza. El cuarto fue un desafío entre los dos bases: Stephen Curry firmaría su mejor partido de la final y pondría a los suyos 3-1 antes de regresar a California. La liga, esta vez sí sancionaría a Draymon Green por un nuevo episodio de absurda insensatez. En el quinto, Klay Thompson elevaría su nivel en ausencia de su compañero, pero la mayor exhibición conjunta de la historia de las finales sería el punto de inflexión de la serie. LeBron James y Kyrie Irving anotarían 41 puntos cada uno y llevarían de nuevo la final a Ohio. Allí, un James desatado, ayudado por Tristan Thompson y Kyrie Irving contendría a los Splash Brothers (55 puntos) para regresar al Oracle Arena a jugárselo todo en 48 minutos. Todo lo ocurrido en los 46 primeros pasa a segundo plano. Los 2 últimos minutos como paradigma de la eliminatoria. Con 89 iguales los Warriors salen al contraataque. Iguodala deja una bandeja libre de marca. De pronto, fuera de plano, aparece el mejor jugador del planeta para colocar un tapón a tablero que pasará a la historia como la imagen de la final. El balón, aplastado. James erraría el lanzamiento posterior. Le tocaba disparar a Stephen Curry, quien optó por hacer una de las suyas que si entran abren resúmenes de cada informativo. Agua. En la siguiente posesión LeBron se hace a un lado y la pelota va a parar a las manos de Kyrie Irving, que es defendido por Curry. A falta de 53 segundos, el de Melbourne se levanta desde más allá del arco con la mano de su marcador en la cara. La bola entra. Queda tiempo. Y Curry, que es Curry en lo excelente y en lo menos bueno, vuelve a ser Curry. Agua de nuevo. Cuando James se hace con ese rebote ya todos saben que el cuento ha llegado a su final. LeBron había llevado a su ciudad a la gloria. Cleveland, una de las urbes más castigadas por la crisis, volvía a tener un equipo campeón. Y James, el jugador, disipaba dudas (de aquellos osados que titubeaban): Stephen Curry no es el mejor jugador de la actualidad. Desde entonces, nadie ha vuelto a cotejarlo con Michael Jordan. En 1996, cuando acabó la Regular Season y Chicago registró aquel 72-10, Ron Harper entregó a sus compañeros unas camisetas con la frase: “72-10 no significa nada sin el anillo”. Esa es la moraleja.
Repasa todas las anteriores entregas de la historia de la NBA de una saga de leyenda para guardar
Inicios NBA – Cap I
NBA 1946/1950 – Cap. II
NBA 1951/1955 – Cap. III
NBA 1956/1960 – Cap. IV
NBA 1961/1965 – Cap. V
NBA 1966/1970 -Cap. VI
NBA 1971/1975 -Cap. VII
NBA 1976/1980 -Cap. VIII
NBA 1981/1985 -Cap. IX
NBA 1986/1990 -Cap. X
NBA 1991/1995 – Cap. XI
NBA 1996/2000 – Cap. XII
NBA 2001/2005 – Cap. XIII
NBA 2006/2010 – Cap. XIV
NBA 2011/2015 – Cap. XV
Premios del año.
MVP: Stephen Curry (Golden State Warriors)
MVP de las finales: LeBron James (Cleveland Cavaliers)
Mejor defensor: Kawhi Leonard (San Antonio Spurs)
Rookie del año: Karl-Anthony Towns (Minnesota Timberwolves)
Sexto hombre: Jamal Crawford (Los Angeles Clippers)
Mayor progresión: C.J. McCollum (Portland Trail Blazers)
Entrenador del año: Steve Kerr (Golden State Warriors)
Ejecutivo del año: R.C. Buford (San Antonio Spurs)
Premio a la deportividad: Mike Conley (Memphis Grizzlies)
Ciudadano del año: Wayne Ellington (Brooklyn Nets)
Mejor compañero: Vince Carter (Memphis Grizzlies)
Primer equipo:
LeBron James (Cleveland Cavaliers)
Kawhi Leonard (San Antonio Spurs)
DeAndre Jordan (Los Angeles Clippers)
Russell Westbrook (Oklahoma City Thunder)
Stephen Curry (Golden State Warriors)
Segundo equipo:
Kevin Durant (Oklahoma City Thunder)
Draymon Green (Golden State Warriors)
DeMarcus Cousins (Sacramento Kings)
Chris Paul (Los Angeles Clippers)
Damian Lillard (Portland Trail Blazers)
Tercer equipo:
Paul George (Indiana Pacers)
LaMarcus Aldridge (San Antonio Spurs)
Andre Drummond (Detroit Pistons)
Kyle Lowry (Toronto Raptors)
Klay Thompson (Golden State Warriors)
Equipo defensivo:
Kawhi Leonard (San Antonio Spurs)
Draymon Green (Golden State Warriors)
DeAndre Jordan (Los Angeles Clippers)
Avery Bradley (Boston Celtics)
Chris Paul (Los Angeles Clippers)
Anotación: Stephen Curry
Rebotes: Andre Drummond
Asistencias: Rajon Rondo
Robos: Stephen Curry
Tapones: Hassan Whiteside
Continuará…
Tenerife. Estudié sociología aunque siempre he estado vinculado al mundo de la comunicación, sobre todo haciendo radio. Deporte en general y baloncesto más a fondo.
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