El 7 de junio se cumplían 23 años de la muerte de Drazen Petrovic, una de las grandes leyendas del baloncesto que paso por España militando una temporada en el Real Madrid, allí ganó una Recopa y una Copa del Rey, y en tan solo una temporada pasó a formar parte de la leyenda blanca. En 2010 la ESPN realizó un documental sobre la figura de Drazen, pero también sobre la historia que le unió a otra gran leyenda del baloncesto de los balcanes, Vlade Divac, consiguiendo un documental que es un canto de amor al baloncesto, pero sobre todo una lección sobre la vida
El documental nos narra la historia de dos amigos, Divac y Petrovic, juntos maravillaron en el baloncesto europeo y juntos desembarcaron en la NBA. Allí sus caminos fueron muy distintos al principio, ya que mientras Divac triunfaba en los Lakers de Magic Johnson, Petrovic sufría para adaptarse en Portland, pero Divac sería su apoyo en todo momento, un bastón donde el bueno de Drazen se apoyó en los momentos más duros.
Juntos formaron parte de la mejor selección yugoslava de la historia, fueron medalla de plata en los Juegos Olímpicos, ganaron el Eurobasket y el Mundial. Fue tras la consecución de aquel Mundial cuando aquella amistad se rompió para siempre. Las tensiones en Yugoslavia eran cada vez mayores, especialmente con Croacia, patria de Petrovic. Cuando estaban celebrando el titulo, Divac le quitó una bandera de Croacia a un aficionado y la lanzó, un momento, unos segundos, un gesto a priori insignificante que acabó con aquella amistad para siempre, y es que como dice Divac «Se tarda años en construir una amistad, pero puede destruirse en cuestión de segundos»
Pasó el tiempo, Petrovic empezó a triunfar en New Jersey, se veían durante los enfrentamientos y mantenían breves conversaciones pero habían perdido aquella magia que existía entre ambos, y aquella conversación que buscaba Divac nunca llegaba. Petrovic empezó a comandar a la nueva selección croata que fue medalla de plata en Barcelona 92. Petrovic era un líder y así lo quiso demostrar cuando viajó para jugar con su selección en un partido a priori poco importante. Al acabar decidió volver en coche, y la carretera, esa que también se llevó a otros grandes deportistas como Fernando Martín o Juanito, se volvería a cobrar la vida de otra leyenda. Divac de vacaciones con su familia se enteró por casualidad cuando puso los ojos en un televisor, allí se enteró de que su amigo, su hermano, se había ido para siempre.
Divac no pudo despedirse de Petrovic, las tensiones hacían imposible que pudiera pisar suelo croata. En la parte final del documental Divac viaja a Croacia, a reencontrarse con su amigo, y cuando lo vemos delante de su tumba, ante esa persona que significó tanto para él y a la que no pudo decirle en vida todo lo que sentía, es difícil no emocionarnos, pero también es imposible no reflexionar y pensar lo importante que es hablar las cosas, no enfadarnos por banalidades y disfrutar de la vida con las personas que queremos, y de que nunca nos quede una conversación pendiente porque nunca sabemos cuando las perderemos. Hermanos y enemigos, un gran documental para los amantes del baloncesto y del deporte en general, una oda a la amistad y una forma de conocer a dos leyendas del deporte, os lo recomiendo encarecidamente, seguro que lo disfrutaréis.
1990/ Estudiante de periodismo/ Santiago-Sevilla/ “El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios… pero hay una cosa que no puede cambiar… no puede cambiar de pasión.” (El secreto de sus ojos)