Mar BIANCHI – Si en esta era de las tecnologías, los mensajes 2.0 hacen que parejas rompan, ¿por qué no iba a poder pasar lo mismo con las relaciones entre futbolistas y clubes? La ruptura entre Livaja y el Atalanta comenzó en el césped y terminó en el ciberespacio.
Debemos remontarnos al pasado partido de liga en el que los nerazzurri se medían frente al Verona. En el momento de su sustitución, los tifosi de Atalanta criticaron a Livaja desde la grada; él, que lo oyó todo en el banquillo, les mandó una poco amigable invitación a Croacia llamándolos “italiani bastardi”.
La trifulca no quedó en el campo y en las redes sociales del jugador se empezaron a entrelazar una retahíla de insultos. Los tifosi le pedían que se marchase del club y que no fuese tan desagradecido con el país que le estaba dando de comer. El atacante de Colantuono quiso poner punto final al asunto: horas después del partido y de los demás insultos en Facebook, pidió disculpas en su muro personal a todos los que pudieron ofenderse con sus palabras, alegando que había perdido la cabeza al escuchar a aficionados de Atalanta coreando insultos racistas contra sus orígenes y los de su madre.
Por otra parte, también existe una vertiente de defensores del jugador que alegan que solo es un crío de 20 años al que no hay manera de encauzarlo por un buen camino y que seguro se arrepentirá de su comportamiento cuando ya sea tarde.
Las decisiones ya están tomadas en las oficinas del Atalanta: la historia de “amor” entre Livaja y el club se ha roto. A principios se habló que el jugador se tomaría unos días libres para evitar un posible encontronazo con los aficionados en las jornadas de entrenamiento. Efectivamente, el jugador no se ha incorporado a la vuelta al trabajo en Zingonia, el club le ha dado el visto bueno para que pase en Split, al sur de su Croacia natal, unos días para recuperarse de la inflamación que sufre en el tendón de Aquiles y, de paso, para que se aleje de la polémica.
Sin tener en cuenta el rendimiento del jugador esta campaña, la conclusión es que Livaja no volverá a portar la maglia del Atalanta. Prácticamente se ha adelantado en unos meses el que iba a ser el futuro del jugador: el atacante, en co-propiedad con el Inter, volverá al club milanés que, salvo sorpresa, lo venderá o cederá en junio a los clubes extranjeros que ya han mostrado interés por él.
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