El fútbol es un deporte extraordinario. Lo que más amamos del fútbol es su capaz de emocionar, de sorprender, de que sucedan cosas imprevisibles, prácticamente imposibles, cuando todo parece decidido. El ser humano se cansa rápido de la monotonía, la rutina, y en el deporte lo más fastidioso es que siempre ganen los mismos. Salvo si eres fan de ese equipo o deportista, claro.
Siempre se ha extendido entre los comentarios de los amantes del deporte que el fútbol es el juego más injusto que hay. Tal vez tengan razón. Es difícil encontrar otro deporte donde haciendo menos, intentando jugar lo menos posible y violar el reglamento hasta la saciedad, obtengas mayor recompensa. Tal vez se puede considerar eso como una injusticia, pero es lo que hace de este deporte tan maravilloso. La inesperada liga del Leicester, la Champions del Chelsea, los goles en el último minuto, los tantos que deciden un campeonato, o un ascenso, o el más cruel de los descensos. El factor sorpresa. Es ese riesgo a perder del que nadie está exento por muy superior que sea lo que lo hace tan mágico.
Y nos ha dejado cuentos de hadas que precisamente por este motivo, por que nadie los creía reales, que se quedarán grabados en nuestra retina para siempre. El Leicester de 2016, la EURO de Grecia ’04, el Hellas Verona del ’85, el Kaiserlautern del ’98, el Nottingham Forest de Brian Clough o la Copa de África de Zambia en 2012. Como nunca nos cansamos de estas mágicas historias y como nunca dejaremos de creer en Peter Pan, os propongo un juego de fútbol-ficción que ni los mejores guionistas de Disney serían capaces de imaginar.
La figura del One Club Men se está corrompiendo y despareciendo en parte por culpa de los petrodólares y las mejoras técnicas que alargan las carreras de los futbolistas hasta cerca de los cuarenta, o más. Sin embargo, los románticos no morirán nunca, y Ryan Giggs, Francesco Totti, Paul Scholes, Carles Puyol o Paolo Maldini engrandecen su propia leyenda y evidencian a aquellos que pudieron hacerlo y prefirieron ser ricos a ser únicos.
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Pero existe un caso especial. Un hombre que no podrá pertenecer a este selecto grupo de forma oficial aunque todo aficionado de bien que oiga su nombre lo asociará a un equipo para siempre: se trata de Steven Gerrard. Nació en Liverpool, ingresó en la academia red a la tierna edad de nueve años, debutó con el primero equipo siendo un adolescente de 17 y militó 17 temporadas en Anfield hasta convertirse en capitán, ídolo y leyenda. Defendió ese escudo como su misma vida en casi 900 encuentros, levantó una Champions que prácticamente él solo ganó y rechazó ofertas de equipos donde hubiera podido ser más grande porque ama a su club y no hay un lugar mejor para él. Sin embargo, siempre le quedará una espinita. Una pesadilla que lo atormenta cada noche.
Era abril de 2014. No era la mejor plantilla desde que Gerarrd está en Liverpool, ni el mejor técnico, ni eran favoritos, pero la temporada 2013/14 del club red fue magnífica. A falta de tres partidos tenían en su mano la Premier y se les escapó de las yemas de sus dedos, caprichos del destino, a causa de un inoportuno resbalón de Steven Gerarrd. Nadie más que él deseaba ese título y apenas dos semanas antes, también en Anfield y contra el Manchester City, lloró al final del encuentro por dos razones: porque el sueño que anhela desde niño era más real que nunca y porque aquel día se homenajeaba a as 96 víctimas de Hillsborough, entre las que se encuentra un primo de Stevie.
El cuento estaba escrito y a dos jornadas de su publicación, a Steven Gerrard se le escapó de sus propias manos. Un “error” que nunca se perdonará, que lo atormenta día a día y por el cual necesitó salir de Anfield rumbo a Los Ángeles en busca de paz. No es capaz de mirar esa grada, de pisar ese césped, de escuchar el You´ll Never Walk Alone y no recordar ese trauma. Pero el fútbol siempre te da una oportunidad de revancha y el cuento podría reescribirse esta temporada. Un best seller.
El Liverpool es un club mucho más competitivo desde la llegada de Jürgen Klopp y el inicio de campaña 2016/17 invita a la ilusión. No disputa competición europea, como aquella trágica temporada ya mencionada, han demostrado ser capaces de luchar de igual a igual con cualquiera y tratan de mejorar su punto más crítico: la regularidad.
La MLS donde compiten los Galaxy para en navidad. Imaginen a Steven Gerrard cedido al Liverpool en el mercado de invierno, que el club de Merseyside ha alcanzado la regulaidad ansiada, que está en la pugna por el campeonato y tanto Arsenal, Tottenham como los equipos de Manchester acusan la saturación del calendario por llegar lejos en Europa. El Liverpool gana la Premier. Y Steven Gerrard puede retirarse tranquilo habiendo levantado el trofeo que le faltaba y sintiendo que su “error”, ese que ningún aficionado del Liverpool excepto él se atrevería a reprocharle, está subsanado para siempre. El llanto de Stevie sería el llanto de un club, de una ciudad, de una forma de vida. Ojalá. Por él, por su primo, por Hillsborough. Tan solo es ficción pero en ocasiones los sueños se hacen realidad.
1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.
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