Muchos jugadores apuntan a grandes cosas durante su desarrollo, pero, por una u otra razón, hay futbolistas que nunca llegan a cumplir con las expectativas creadas a su alrededor, mientras otros, que quizás no generaban expectativas tan altas, terminan convirtiéndose en futbolistas de élite.
En este caso recordaremos cuatro casos que apuntaban a ser futbolistas estables en grandes equipos, pero que nunca lograron establecerse.
Javier Portillo: Llegó a la primera plantilla del Real Madrid como el máximo goleador histórico del club en las categorías formativas, pero en 2002 los “Galácticos” no le dieron espacio y se marchó cedido en un par de oportunidades sin poder mostrar al más alto nivel las mismas prestaciones que en su formación.
Anderson: Ganó el Balón de Oro en el Mundial sub-17 de 2005 y dos años después llegaba al Manchester United desde el Porto por 30 millones de euros. En Old Trafford no logró desarrollarse para convertirse en lo que se esperaba de él y con apenas 28 años su carrera parece haberse desvanecido en un regreso al Inter brasileño, donde apenas ha jugado.
Fran Mérida: Tras salir de la cantera del Barcelona aterrizó en el Arsenal donde se le veía como un relevo de Cesc cuando este abandonara el club. Lamentablemente para los “Gunners” Mérida nunca alcanzó el nivel del otro canterano azulgrana y arribó al Atlético de Madrid libre, luego pasaría por el Braga portugués, Hércules, Atletico Paranaense de Brasil y el Huesca en la segunda B, para arribar al Osasuna y completar su regreso a primera.
Freddy Adu: La gran promesa del fútbol de Estados Unidos debutó con la selección nacional a los 16 años y en la MLS, con el D.C. United, apenas a los 14. Pero tras jugar en hasta 7 países diferentes, con apenas 27 años, llegó a la NASL, segunda categoría del fútbol estadounidense, para intentar rescatar lo que queda de su carrera.
De las actuales promesas algunas explotarán y otras quedarán solo en eso: Promesas.