REDACCIÓN – El esquiador austríaco Matthias Mayer logró este domingo la victoria más importante de su carrera profesional al conquistar sorpresivamente el oro en el descenso de los Juegos Olímpicos de Sochi.
Mayer, de 23 años y que nunca había ganado una prueba de la disciplina reina del esquí alpino, se impuso en la pista de Rosa Khutor con un tiempo de 2:06,23 minutos, seis centésimas más rápido que el italiano Christof Innehofer y una décima más veloz que el noruego Kjetil Jansrud, plata y bronce respectivamente.
Los grandes favoritos, el estadounidense Bode Miller y el noruego Aksel Lund Svindal, perdieron una nueva ocasión de poner el broche de oro a su palmarés.
Miller, el esquiador que llegaba en mejor forma a la prueba más codiciada, pero también la más vertiginosa e imprevisible de los Juegos, comenzó liderando el descenso en los dos primeros tramos cronometrados. Sin embargo, cometió errores en un par de giros, no realizó buenos saltos y llegó a meta con el octavo mejor tiempo después de que tomaran salida los 30 primeros competidores.
Svindal esquió mejor que Miller, pero el medallista de plata en Vancouver y campeón del descenso de la Copa del mundo en 2013 se quedó a un suspiro del podio, a menos de dos décimas del bronce en ante la mirada del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, que asistió en directo al evento.
Mayer, cuyas mejores actuaciones hasta ahora en la Copa del mundo fueron dos segundos puestos en supergigante, es el hijo de Helmut Mayer, plata olímpica en Calgary 1988 en el supergigante.
El austríaco nunca había logrado ni siquiera un podio en descenso -su puesto fue el quinto logrado en Bormio en diciembre de 2013-, pero el primer día de entrenamientos en Sochi lideró los tiempos en la pista de 3,495 kilómetros de recorrido.
Austria recuperó además parte del orgullo perdido en Vancouver 2010, cita que terminó sin un solo metal en las cinco disciplinas alpinas.
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