«El Flaco» engorda la leyenda. Juan Carlos Valerón, a sus 40 años sigue mimando el balón. El centrocampista canario alcanzó los 400 partidos en Primera División en la contundente victoria por 4-0 frente al Getafe. Su físico ya no es el mismo, nunca ha sido el mejor en ese entorno. No es un hombre de gimnasio ni su genética le tiende la mano. Aún así es el jugador más veterano de toda primera división y con esta cifras tras 16 años en la máxima categoría iguala al actual entrenador del F.C.Barcelona, Luís Enrique Martínez.
El hombre eterno en el tiempo sumo su décimo partido con Las Palmas en Primera División y completa así la cifra redonda a la que ha llegado tras los 36 partidos en su única temporada con el RCD Mallorca, además de 65 durante dos campañas con el Atlético de Madrid, y 289 con el Deportivo de La Coruña.
Tras su breve paso por Mallorca y Atlético, Lendoiro aprovechó el descenso de los colchoneros y trajo a todos de una; Molina, Capdevila y Valerón. En el Deportivo como las cifras indican fue donde Valerón más nos hizo disfrutar. Un vaivén de emociones con la pausa que supone el balón cuando reposa sobre sus pies, así fue su travesía por La Coruña. La tragedia de dos descensos y la emoción del retorno con el Deportivo a Primera. Sin olvidar el Centenariazo; centenario madridista y sorpresón deportivista. El Deportivo consiguió ganar al Madrid en la final de la Copa del Rey celebrada en el Santiago Bernabéu. Año de Centenario, capital vestida de blanco y campeón, Valerón y los suyos. Ver para creer uno de los grandes hitos del fútbol español.
Valerón a una considerada edad y parte de las pilas gastadas pareció poderle este vaivén de emociones. Decidió volver a casa, cerca de Arguinegín, tierra de magos, para pelear junto a los suyos, la UD Las Palmas un posible retorno a Primera. Y lo hizo, vaya si lo hizo, con 40 años, «el abuelo» confirmaba su vuelta a Primera División. Ni la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda, ni las varias recaídas, ni su genética. Valerón nunca se cansó. Hombre creyente y de firmes ideas. Llevó a cabo el sueño de una familia humilde de seis hermanos. A sus 40, cumple 400. El temple sigue intacto, se le nota en la forma de caminar, como la canaria que se baña a orillas de la playa. Cuenta gotas de magia. Ya lo dijo Pérez-Reverte: Huir solo sirve para morir cansado