Hay gente que no necesita ir al gimnasio. Adama Traoré era más o menos como el listo de nuestra clase, el cabrón que estaba riéndose contigo en medio de una explicación y cuando le preguntaba el profesor para pillarle respondía siempre bien, pese a estar despistado. El que con una ojeada a sus apuntes sacaba notables, mientras tú todavía no sabías ni lo que te habían preguntado. Costaba no maldecir a aquellos genios, como a Paul Pogba y a muchos otros que iban para estrella. El francés lo fue, lo es y lo será, pero aquí, y los que han jugado al fútbol lo sabrán, hemos visto de todo. El que, por su mala cabeza, las novias o vaya usted a saber qué, nunca llegaron a la élite. Los que eran buenísimos, pero no les apetecía correr porque hacía frío y pese a ello te machacaban sin esfuerzo. “Si tuviera cabeza…”, nos decían. A Rafa Nadal, por ejemplo, trabajador nato, cuando le preguntaban eso sobre Nick Kyrgios, sobre lo bueno que sería siendo más manso, calló al periodista con un «if, if, if…«
Pogba no es de la estirpe de los que se quedaron por el camino, desde luego, pero es un futbolista que ahora no parece ejercer esa profesión que dice que hace, la de chutar el balón y correr con otros 21 tíos, como exclaman los espíritus más prosaicos. Dice Transfermarkt que tiene una lesión en el tobillo y en eso tenemos que confiar, aunque Ole Gunnar Solskjaer mire a otro lado cuando se le cuestiona sobre el caso. Ya tiene 27 años y está más cerca a escribir una novela, ’27 y no me encuentro’, que jugar cuando lo del coronavirus cese. El francés ganó con 25 años una copa del mundo, por ejemplo, y algunos a esa edad seguimos buscando trabajo. Él, sin embargo, se hizo con el centro del campo de la selección nacional. Hoy no sabemos qué le pasa realmente.
El centrocampista forma parte de los afortunados que nacieron con un don innato, sin quererlo ni beberlo. Su físico es primoroso y el traqueteo de sus piernas lo acompaña con una técnica muy depurada, digna de los futbolistas que suelen jugar entre líneas, de los de control orientado y último pase. De tanta calidad que dispone, a veces aparenta una soberbia extrema y así pierde muchos balones cuando viene a recibir cerca de sus centrales. Aun así, tiene capacidad para jugar en cualquier posición de la medular, a pesar de que su propio ego le haga despistarse y provocar contratiempos a su propia defensa. Porque Pogba es Pogba. Le odias o le amas con sus cosas.
Si hablábamos la semana pasada de la importancia de Bruno Fernandes, qué decir de lo que le daría Pogba al Manchester United. El galo podría jugar en cualquiera de las posiciones de la sala de máquinas de los ingleses, la del rombo del técnico noruego, aunque parece que sus mejores partidos los cuaja cuando pisa el área, cuando es una amenaza muy seria para los rivales. Sin embargo, el último encuentro que disputó con los de Old Trafford data de 2019. Su presencia en el combinado nacional, a pesar de ello, parece confirmada ya que Didier Deschamps no es muy ducho a cambiar a sus futbolistas. Su Francia es tratada como si fuera un club. Pero ¿y el Manchester United?
Pogba tiene gol, último pase y posee calidad para potencia aún más a Bruno, Fred, Matic y compañía. Sin embargo, según The Athletic, los red devils podrían estar buscando un nuevo lugar a su estrella. Los 150 millones de libras que reclaman parecen muy lejanos y quizás deberían vender por 80, un negocio aterrador tras pagar más de 100 hace menos de un lustro. De lo de su tobillo, parece que solo él sabe lo que acontece. En los próximos meses averiguaremos su futuro, aunque de momento sepamos poco de eso. Como siempre. Solskjaer, por su parte, ya dice que “se va a quedar el próximo curso”. Con Mino Raiola cerca nunca puedes acabar de creerte nada. De hecho, aquí sí que puede suceder de todo. Igual que en las novelas que nos imaginamos con futuras estrellas que acaban estrellados o la que puede hacer Pogba cuando se canse de esto del fútbol. Que se arranque.