Cuantos recuerdos inolvidables de infancia florecen de esos tiempos en que los trofeos veraniegos en territorio español tenían ese aroma tan especial, cuando aún no se explotaban los mercados foráneos y lo realmente prestigioso era disputarlos y ganarlos: el Teresa Herrera, el Colombino, el Trofeo Naranja, el Trofeo Santiago Bernabéu, el Joan Gamper o el Villa de Madrid… pero sobre todo, aquel maravilloso Trofeo Carranza, conocido como ‘el trofeo de los trofeos’. Recuerdos de la época dorada del Cádiz C.F. a finales de los 80 e inicios de los 90, con nombres para el recuerdo como ‘Magico’ González, Barla, Cortijo, José González, Quevedo, Juan José, Kiko Narváez y tantos otros futbolistas que vienen a la memoria echando la vista atrás a los mejores años de un club emblemático sin duda dentro del fútbol español.
Después, sobre todo desde principios de siglo, el Cádiz C.F. ha vivido años revueltos, llenos de altibajos, con más sombras que luces, que desembocaron en seis largos años en los que el Cádiz, entre 2010 y 2016, se ha visto compitiendo en la tercera categoría del fútbol español, la 2ª División B.
El fútbol español echaba de menos al Cádiz C.F. en la LFP y por fin, el pasado verano, y con un gol de Dani Güiza, muy cuestionado a su llegada por su pasado en el Xerez, el club de la ‘tacita de plata’ consiguió el retorno a la categoría de plata del fútbol español. Paradojas del destino, Güiza convertido después de todo en el héroe del ascenso. ¡Cuánto se os echaba de menos, cadismo!
Es innegable que la ciudad gaditana, por su tradición y ambiente futbolero, merece que su equipo compita en el fútbol profesional y poder volver a respirar ese ambiente del ‘Carranza’ es una bendición para todo amante del fútbol que se precie.
El Cádiz ha vuelto, de la mano de Álvaro Cervera, y tras numerosos intentos frustrados, como el de la anterior temporada en la que los ‘cachorros’ apartaron del sueño del ascenso al cadismo, decepción refrendada con un gol en el descuento de Nestor Salinas en el Ramón de Carranza. Pero el Cádiz está acostumbrado a levantarse de golpes duros y el fútbol dio una nueva oportunidad en 2016 al Cádiz que esta vez no dejó escapar.
Y no ha vuelto para ser uno más, no. Con un inicio de campaña irregular, parecía que el Cádiz no terminaba de adaptarse a competir de nuevo entre los grandes, pero nada más lejos de la realidad. Una única derrota en los últimos dos meses de competición, con sólo cuatro goles encajados en los últimos siete encuentros por los 15 anotados en dicho período colocan al Cádiz en la cuarta plaza de la categoría, a sólo 3 puntos de las posiciones de ascenso directo.
La ‘tacita de plata’ se empieza a ilusionar.
Los goles de Ortuño, la calidad de Álvaro García, las internadas de Salvi, la estabilidad de Garrido, la seguridad de Aridane o la experiencia bajo palos de Cifuentes invitan a la afición cadista al optimismo. Mucho cuidado con este Cádiz, porque si consigue que el jugador número 12, esa excelente afición, se enganche y crea en el sueño del ascenso, puede ser un rival duro en la disputa del ascenso.La ciudad de Cádiz está en el camino de llegar a creer que el sueño del retorno a la élite del fútbol es posible. Y, si Cádiz sueña, si el Ramón de Carranza cree en la hazaña, el retorno puede hacerse realidad.
Aquellos años en que el Trofeo Ramón de Carranza era el ‘trofeo de trofeos’ tardarán en volver o quizá nunca volverán. Quién lo sabe. Pero el Cádiz sí que ha vuelto a nuestras vidas futbolísticas y, por lo visto en este 2016 que se nos va, lo ha hecho para no volver al ostracismo. Brindamos porque así sea. ¡Bienvenido de vuelta, Cádiz!