Un vuelo desde la Ciudad de México a Lisboa tiene una duración aproximada de 14 horas y 20 minutos. Para conectar al país azteca con Portugal es necesario atravesar el Océano Atlántico, o bien, jugar al fútbol.
La distancia geográfica que existe entre ambas naciones ha sido recortada gracias a que un grupo de futbolistas mexicanos juegan en el balompié portugués.
Fue en 2013 cuando Héctor Herrera recibió un billete de avión para dejar al Pachuca y convertirse en “dragón” conquistando miles de corazones blanquiazules en Oporto siendo nombrado mejor futbolista del 2015 por el conjunto norteño.
Para arropar a la emergente figura de “El Zorrillo”, el FC Porto, se convirtió en el destino ideal de José Manuel Corona quien actualmente deslumbra con la calidad de sus goles y gambetas convirtiéndose en objeto de deseo de clubes de mayor envergadura en el Viejo Continente.
“Tecatito” no llegó solo y se hizo acompañar de Miguel Layún quien se ha convertido en la sensación del fútbol portugués siendo uno de los mejores asistentes de las ligas europeas.
Pero este tridente de dragones mexicanos no está solo. En el filial de este mismo equipo, el portero Raúl Gudiño aprende entrenando a lado de un gigante del arco como lo es Iker Casillas y Omar Govea, un mediocampista que ya ha representado a México en mundiales juveniles, quiere brillar para buscar su pasaje al primer equipo.
A 313 kilómetros de distancia de Do Dragao reside el Benfica, actualmente en la primera posición de la competición lusa.
El cuadro de las águilas en 2015 recibió una carga de goles con el sello “Made in Mexico”. Raúl Jiménez tuvo una decepcionante escala en Madrid antes de continuar su ruta por Europa e irse cedido al glorioso conjunto lisboeta.
A base de consistentes actuaciones anotando seis goles en 25 partidos, el ‘9’ de la escuadra de la capital ha comenzado a demostrar que Lisboa no solo es un lugar para ir de vacaciones.
Atrás han quedado las desilusionantes campañas que otros jugadores aztecas como “Kikín” Fonseca, Edson Rivera y Ulises Dávila realizaron en la tierra de Cristiano Ronaldo.
Quizás parezca que una distancia de 8 mil 500 kilómetros entre México y Portugal fuera suficiente barrera para que no exista relación entre ambos países pero, gracias al fútbol, hoy se vislumbra un futuro donde la bandera verde, blanco y rojo pueda ondear con más fuerza en los cielos portugueses.