Todavía faltaba un lustro para la entrada del euro y hacía menos de un año que se había instaurado la ley Bosman en el fútbol europeo, lo que presagiaba un auge incontenible en materia de fichajes en todas las ligas del Viejo Continente, más si cabe en aquellas que ya eran más competitivas y que lo siguen siendo en términos generales en materia económica.
Tan solo hace poco más de dos décadas del mercado estival de 1996, pero viendo los precios de traspasos del mercado veraniego actual parece que haya pasado mucho más tiempo si cabe. En aquel verano, un nueve ya contrastado como Alan Shearer le costó al Newcastle desde el Blackburn tan solo unos 18 millones de euros y marcó el fichaje récord de aquel año, seguido de cerca por la incorporación de Ronaldo al FC Barcelona desde el PSV Eindhoven, que le costó al club culé 15 millones de euros por uno de los mejores futbolistas de la historia.
Otros precios de fichajes llamativos fueron los de Rivaldo desde el Palmeiras al Deportivo de La Coruña a cambio de 6.5 millones de euros, el de Romario al Valencia por poco más de 5 millones de euros actuales, o el de Zidane desde el Girondins de Burdeos a la Juventus por apenas 4 millones de euros. Precios que hoy día suenan irrisorios a tenor de lo que se está pagando por jugadores que nunca alcanzaran el grado de leyendas de los citados anteriormente.
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